El altar de muertos, conocido también como ofrenda del Día de Muertos, es uno de los elementos más representativos del Día de Muertos celebrado en México. Esta tradición consiste en instalar altares dentro de los hogares para rendirle un homenaje a los familiares muertos con distintas ofrendas, entre las cuales usualmente se emplean flores, alimentos, velas y objetos usados cotidianamente. El origen de esta práctica se puede rastrear en el culto a los antepasados de las culturas mesoamericanas, las cuales les rendían tributos a sus antepasados familiares, a los personajes más importantes de sus sociedades y a los difuntos cercanos. Es por ello que en algunos pueblos originarios que han sobrevivido hasta la fecha se puede ver la práctica del tlamanalli, “la ofrenda”.
La mayoría de los pueblos indígenas mesoamericanos compartía la idea de que los seres humanos contaban con una entidad anímica que abandonaba el cuerpo una vez este moría y que se desplazaba hacia un mundo más allá de los vivos. Los mexicas denominaban esta entidad anímica como teyolía y creían que se albergaba en el corazón; mientras que los mayas conocían esta esencia inmaterial como ol. Estas culturas pensaban que las almas necesitaban reconocimiento, alimento y otras ayudas por parte de los vivos para sobrevivir en el más allá, por lo cual sus familiares vivos comenzaron a ofrendarles alimentos, ropa y otros objetos.
Más tarde, con la colonización de estos pueblos por parte de los españoles, los sobrevivientes se resistieron a abandonar la tradición del altar de muertos y, en contraposición, le agregaron elementos propios de las religiones brahmánicas, como las velas, el incienso y los rezos. De tal forma que el ritual actual es un acto sincrético entre las tradiciones mesoamericanas y cristianas. Por lo general, los altares se diferencian en tres dependiendo de los niveles que tengan. Un altar con dos niveles representa la relación entre el cielo y la tierra, simbolizada muchas veces con los frutos de la tierra y el agua de la lluvia que cae desde lo alto. Un altar con tres niveles representa el cielo, la tierra y el inframundo; o la tierra, el purgatorio y el cielo; o la Santísima Trinidad. Un altar con siete niveles representa los siete estados que debe soportar el alma hasta de alcanzar la paz espiritual; o los siete pecados capitales; o las siete formas de muerte de la cultura mexica.
Los elementos más usados en el altar de los muertos son:
Además de todos los elementos descritos anteriormente, también es usual que en los altares de muertos se depositen monedas de oro, probablemente por su asociación con el pago a Caronte; esculturas de perro, especialmente de xoloitcuintles, que representan al dios Xólotl, quien se encargará ayudar a las almas para que crucen el río Itzcuintlán; y prendas de ropa que solía llevar el difunto durante su vida para que este pueda ponérselas en el más allá, guardando así la relación con sus pertenencias.
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