Las angiospermas, cuyo nombre científico es Angiospermae, son aquellas plantas espermatofitas (con semilla) que poseen flores con verticilos o espirales formados por pétales, sépalos, carpelos y estambres. Dentro de los carpelos, las angiospermas tienen los óvulos, que reciben el polen desde la superficie estigmática y no de forma directa como las gimnospermas. Así, estas se diferencian de las gimnospermas por la presencia de frutos, flores, gametófito reducido, doble fecundación y el desarrollo de modernos y efectivos vasos xilemáticos y floemáticos. En la actualidad, las plantas angiospermas pueden encontrarse en todos los nichos ecológicos posibles, pudiendo ser herbáceas, arbustivas, acuáticas o terrestres; creciendo tanto en desiertos y montañas como en regiones húmedas y tropicales. A pesar de su gran éxito, son superadas en las latitudes más altas por las gimnospermas, principalmente por las coníferas. Es por su gran diversidad que la mayoría de los alimentos que consume el ser humano proviene de angiospermas; y gran parte de los alimentos proviene de sólo quince especies.
Las plantas angiospermas se originaron cerca del Ecuador durante el periodo Cretácico, probablemente debido a la proliferación de insectos y animales que permitieron los procesos de polinización. Tal vez por estos mismos, las plantas angiospermas se dispersaron desde el Ecuador hasta la mayor parte del mundo, adaptándose y diversificándose en todo tipo de climas. No obstante, las razones de su origen siguen siendo un misterio; y el mismo Darwin se refería a su tardía aparición y proliferación como un misterio abominable. Algunas de las hipótesis que se manejan incluyen un cambio radical en el clima que permitió su éxito frente a las gimnospermas, el alto nivel del mar y la fragmentación de Pangea, la perturbación de los hábitats por el alto consumo de plantas de los dinosaurios herbívoros o la alta tasa de especiación del periodo Cretácico.
Para llevar a cabo su proceso de fertilización, muchas tienen que recurrir a la polinización, proceso por el cual el polen producido por los estambres de una flor llega al estigma o a los órganos receptores de otra. Dado que las flores no pueden hacer llegar el polen a la otra flor por sus propios medios, necesitan de la ayuda de otros agentes externos, que pueden ser abióticos, como el viento o el agua, o bióticos, como las abejas, los pájaros o las mariposas, entre otros. Para poder realizar este tipo de interacciones, las flores han debido desarrollar unas características específicas para atraer a sus polinizadores. Estas características se conocen como síndrome floral, y está determinado por elementos como el tamaño de los pétalos, su forma, su color y la cantidad de néctar disponible.
Las angiospermas se pueden clasificar en dos grandes grupos:
También conocidas como grado ANITA o grado ANA, son un grupo de apenas unas cien especies de flores que se diferencias de las Mesangiospermas por su ascendencia. Estas se pueden clasificar en los siguientes tres órdenes: Amborellales, Austrobaileyales y Nymphaeales.
Cuyo nombre científico es Mesangiospermae, son un amplio y diverso grupo de angiospermas. Estas se pueden clasificar a su vez en los siguientes cinco grupos: Chloranthales, Magnólidas, Ceratophyllales, Eudicotiledóneas y Monocotiledóneas.
Las principales partes de una flor son:
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