El Renacimiento es el concepto con el cual se hace referencia al movimiento cultural ocurrido entre el siglo XV y el siglo XVI en Europa Occidental. Históricamente se le ubica en medio de la Edad Media y la Edad Moderna, y tuvo influencia principalmente en las artes y las humanidades, aunque también fue determinante para el desarrollo de las ciencias naturales. Su origen tuvo lugar en la ciudad de Florencia, desde donde se extendió por Italia y luego por Europa. El término fue acuñado por el historiador Giorgio Vasari, haciendo referencia a la recuperación de los valores grecolatinos en contraposición a la estética y el pensamiento medieval, más tarde considerado gótico.
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¿Cuáles son las características del Renacimiento?
Las principales características del Renacimiento son:
Revalorización de los clásicos grecorromanos: el Renacimiento surge en Europa, que por aquel entonces se encontraba inmersa en sociedades feudales, luego de que los eruditos bizantinos huyeran de Constantinopla luego de que esta ciudad fuera tomada por los otomanos. Esta ciudad era el último vestigio del Imperio Romano de Oriente, que había salvaguardado la cultura griega y romana desde la Antigüedad, por lo que todo este conocimiento llegó a Europa nuevamente, especialmente a Italia. Así, los artistas y sabios europeos pudieron redescubrir a los clásicos gracias a los migrantes bizantinos, pues estos habían sido censurados u olvidados en favor de los autores patricios y escolásticos de la Iglesia.
Antropocentrismo: durante el Renacimiento se desarrolla esta ideología, que promulga que el ser humano es el centro y la medida de todas las cosas existentes en el universo, haciendo que sean las personas quienes merezcan la atención moral, filosófica y científica, antes que dios (teocentrismo). De esta forma, sería el ser humano, su bienestar y su condición (condición humana, diferente de las situaciones en las que se encuentran los animales y el resto de las cosas en tanto se tiene consciencia de la existencia), los elementos que regirían todo lo demás, y se comienza a organizar el mundo de acuerdo a estas características.
Apología de la razón y la ciencia: con la introducción del pensamiento grecorromano en las sociedades europeas, se desarrolló una visión escéptica ante los fenómenos sociales y naturales que en la época sólo tenían explicaciones religiosas. El referente más importante de esta nueva visión fue el heliocentrismo de Galileo Galilei, quien con su teoría desafió la teoría del geocentrismo que había imperado dur ante siglos y que había sido defendida por la Iglesia para sustentar que la Tierra, como lugar de los acontecimientos bíblicos, era el centro del universo. Así, se descubrió que estos fenómenos podían ser resueltos por medio de la razón.
Auge de la ética: como consecuencia del redescubrimiento de la filosofía grecorromana, se comenzó a discutir la moral cristiana, creada a partir de la dicotomía entre pecado y virtud (a los ojos de Dios); y se comenzó a desarrollar una nueva ética en favor del ser humano y de sus relaciones sociales. De esta manera, se resignificaron los valores de la justicia, el respeto, la solidaridad, la libertad, el amor y el honor.
Optimismo: con motivo del desarrollo de las ciencias y las artes, se suscitó entre la población un optimismo frente al futuro, sustentado por la idea de que todos los problemas de la realidad podían ser abordados y resueltos por la inteligencia humana. Además de esto, dado comenzó a gestarse una gran desconfianza hacia el cielo prometido por el cristianismo, las personas prefirieron vivir sus vidas plenamente sin temor a pecar y ser condenados eternamente. Esta visión de vida se puede ver plasmada en la locución latina carpediem, que se entiende como “vive el ahora”.
Mecenazgo: como producto del comercio floreciente del mediterráneo y el surgimiento de la burguesía, la aristocracia y las grandes autoridades de la sociedad (eclesiásticas, políticas y económicas) gozaban de grandes fortunas y, además, estaban interesadas en el arte y la ciencia gracias a los eruditos bizantinos. Entonces comenzaron a financiar grandes obras de artes y a adoptar artistas dentro de sus cortes y círculos íntimos. Ejemplo de ello son los Médici, que protegieron y financiaron a notables pensadores de la época como Galileo Galilei, Peter Paul Rubens, Giorgio Vasari, Filippo Brunelleschi, Leonardo Da Vinci, Donatello y varios miembros de la Academia Platónica Florentina.
Crecimiento de la burguesía: debido al rico comercio que se suscitó en el mediterráneo, surgió una nueva clase social diferenciada de los aristócratas y de los campesinos, conformada por los comerciantes. Estos se diferenciaban de los primeros porque no contaban con títulos nobiliarios ni sangre noble, y al mismo tiempo se distinguían de los segundos porque contaban con una buena posición económica. Esta burguesía incipiente fue determinante para historia porque varios de los cambios sociales promovidos en el Renacimiento y en periodos futuros fueron promovidos por esta clase social.
Fundación de los bancos: producto del comercio de la época, promovido por la actividad mercantil entre las naciones emergentes en Europa y sus colonias, nació la necesidad de otorgar préstamos a las compañías mercantes y sus asociados. Esto dio origen a las sociedades anónimas, a las bolsas de valores y más tarde al papel moneda. De esta forma, la economía se transformó sustancial e irreversiblemente.