La depredación es la interacción biológica entre un depredador y una presa. El primero se alimenta del último para subsistir, pudiendo ser, a su vez, depredado por otro animal. Es por ello por lo que puede incluirse dentro de esta interacción al parasitismo. Dentro de la depredación, mientras un individuo se ve beneficiado, otro se ve perjudicado. Aun así, la depredación hace parte fundamental de la cadena alimenticia y del equilibrio de los ecosistemas, pues controla el crecimiento de la población de presas. De igual forma, la cantidad de presas determina la cantidad de depredadores. El nivel trófico que poseen estos animales es el de consumidores secundarios y consumidores terciarios, dependiendo del caso.
Los depredadores pueden catalogarse en especialista, cuando han evolucionado para depredar una especie específica o un grupo muy reducido de estas, o generalistas, cuando cazan indistintamente toda clase de animales. Un ejemplo de depredador especialista es el lince eurasiático, el cual sólo caza ungulados pequeños; mientras que un ejemplo de depredador generalista es el leopardo, que puede alimentarse de hasta 100 especies diferentes. Por lo general, todos los depredadores han evolucionado para tener un tamaño no muy distinto al de sus presas, pues los animales pequeños podrían ser difíciles de encontrar y ser poco beneficiosos, y los animales muy grandes podrían ser difíciles de cazar. Sin embargo, este último caso puede observarse en cazadores colectivos.
Para evitar la depredación, algunas especies han evolucionado con rasgos de aposematismo, creando señales de alerta (como colores vívidos) para alejar a sus depredadores; otras han desarrollado mimetismo, para parecerse a su entorno o a otros animales; y otras han desarrollado toxinas o mal sabor para el gusto de los cazadores.
Dentro de la cadena trófica, se cataloga como superdepredadores o depredadores alfa a aquellos animales que no son depredados por ningún otro, teniendo los niveles tróficos más altos. En los ecosistemas de la tierra, las cadenas tróficas son más pequeñas que en los ecosistemas del agua, por lo que los superdepredadores terrestres pertenecen por lo general al tercer nivel trófico mientras los superdepredadores acuáticos pertenecen al cuarto o superiores. Algunos de los superdepredadores más conocidos son: el ser humano, el tiburón ballena, el dragón de Komodo, el oso polar, el tigre, el león, el leopardo, la pitón, la orca, las anguilas eléctricas y el cocodrilo.
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