Una distopía, también conocida como antiutopía o cacotopía, es una posible sociedad futura con ciertas características que la hacen indeseable, como la represión, manipulación de la información, contaminación excesiva, conflictos bélicos y sociales, uso de la tecnología con fines poco éticos, gobiernos autoritarios, etc. Esta responde a un tópico de la ciencia ficción, usual en la literatura, los cómics, la televisión, el cine y los videojuegos. El término proviene de los vocablos dys (δυσ), que traduce “malo”, y topos (τόπος), que puede traducirse como “lugar”, por lo que podría entenderse por distopía como un “mal lugar”. Por tanto, se tiene a la distopía como una idea contraria a la utopía, acuñada por Tomás Moro en 1516 como una sociedad perfecta y deseable.
El primer registro que se tiene de este concepto pertenece al filósofo y economista John Stuart Mill, quien lo usó durante un discurso que pronunció en una intervención parlamentaria que hizo en 1868. A pesar de la alocución de John Stuart Mill y de algunas obras tempranas que cuentan con características distópicas, como Nosotros y Metrópolis, la crítica considera que la distopía, como un género narrativo ligado a la ciencia ficción, se fundó a partir de tres obras clave: Un mundo feliz, escrita por Aldous Huxley y publicada en 1932; 1984, escrita por George Orwell y publicada en 1949; y Farenheit 451, escrita por Ray Bradbury y publicada en 1953.
En la mayoría de los casos, las narraciones señalan el origen de las sociedades distópicas a partir de tendencias sociales de la actualidad que evolucionan en situaciones indeseables. De esta manera, el género distópico trata de emitir una advertencia sobre ciertas conductas o busca satirizarlas. De esta manera, las obras distópicas están fuertemente ancladas a la época en la que fueron escritas. Por ello en las narraciones de la primera mitad del siglo XX se ven temas como el control social, el tránsito de sociedades democráticas y liberales a sociedades totalitarias, el aislamiento con el mundo, el consumismo, la mediocridad y el socialismo. Las obras más recientes, por el contrario, muestra un futuro con un alto grado de desarrollo tecnológico, poderosas compañías multinacionales y sociedades capitalistas que, sin embargo, siguen siendo indeseables.
Sumado a esto, en la actualidad se han agregado al género problemas de reciente preocupación, como el cambio climático, la extinción de la vida en el planeta, el desarrollo de la inteligencia artificial, la superpoblación y las cuestiones de género. Además de estos temas, las distopías también suelen tratar, al igual que otros géneros de la ciencia ficción, los problemas asociados a la vida extraterrestre y los viajes espaciales. El escritor chino Cixin Liu, escribió una trilogía sobre este asunto conformado por las obras El problema de los tres cuerpos
Las distopías usualmente se clasifican en dos tipos:
Distopías puras: en donde el protagonista está enfrentado a un complejo sistema económico, legal, político, social y cultural, como ocurre en 1984, de George Orwell; y V de Vendetta, de Alan Moore y David Lloyd.
Distopías indirectas: en donde hay un complejo sistema social y político que gobierna a la población, pero al que no está enfrentado el protagonista. De esta manera, la sociedad distópica es solo el escenario donde ocurre la verdadera trama, como ocurre en Blade Runner, de Ridley Scott; y Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago.
Por su parte, la crítica colombiana Nayibe Peña Frade diferencia las distopías según el tipo de dominación al que las personas están sometidas en:
Distopías con sociedades polares: en donde una pequeña élite tiene el control de los medios de producción y la gran mayoría de la población está desposeída y sólo cuenta con su fuerza de trabajo, como ocurre en Mercaderes del espacio, de Cyril M. Kornbluth y Frederik Pohl; Neuromante, de William Gibson; y Leyes de mercado, de Richard Morgan.
Distopías con sociedades religiosas: en donde un caudillo carismático domina por completo la sociedad, como ocurre en Los amantes, de Philip José Farmer; Nosotros, de Yevgueni Zamiatin; y BioShock Infinite, de Ken Levine.
Distopías con sociedades tecnificadas: en donde la sociedad está dominada por un grupo de personas que le ofrecen a la población un bienestar absoluto o la controlan a partir de manipulación psíquica, como ocurre en Un mundo feliz, de Aldous Huxley; Matrix, de las hermanas Wachowski; y la Larga marcha y El fugitivo, de Stephen King.
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