¿Qué es el consumo sustentable?

El consumo sustentable, también conocido como consumo sostenible, tal y como su nombre lo indica, es la necesidad de consumir productos y servicios de forma que afecten muy poco, o de ninguna manera, al medio ambiente, contribuyendo así a la lucha contra la crisis climática y la contaminación. El consumo sustentable es posible a través de tres mecanismos principales: eficiencia en el consumo, es decir, consumir de la forma más responsable y tomando las mejores decisiones; cambiando los patrones de consumo, sustituyendo los productos a los que estamos acostumbrados y que tengan un gran impacto ecológico, como los aerosoles; y la reducción de los niveles de consumo, principalmente en los países industrializados. No obstante, si bien las acciones individuales tienen un gran papel dentro del problema ambiental, principalmente porque se dejan de consumir productos dañinos, la responsabilidad recae principalmente sobre los gobiernos y las grandes compañías, quienes son los mayores generadores de sustancias contaminantes en el planeta.

Ejemplos de consumo sustentable

A continuación, algunos ejemplos de consumo sustentable que podemos realizar en nuestro día a día:

  • Reparar las goteras: un grifo goteando puede desperdiciar hasta 25 litros de agua al día. Es por ello que resulta indispensable repararlos para evitar este problema y contribuir al consumo responsable del agua.
  • Cerrar la llave cuando no se usa: algunas personas dejas abierto el grifo mientras se cepillan o hacen otras cosas, desperdiciando así mucha agua. Se sabe que un grifo abierto por un minuto deja correr hasta 12 litros de agua, por lo cual es necesario tomar consciencia sobre este problema y cambiar nuestros hábitos para cerrar las llaves cuando no las estemos usando realmente. Esto mismo pasa con los bombillos y los electrodomésticos.
  • Usar la ducha en lugar de la tina: bañarse en una bañera o tina consume entre 150 y 250 litros de agua, lo cual representa una cantidad mucho mayor que si no bañáramos con una ducha. Es por ello que se debe preferir esta última, para evitar el desperdicio de agua.
  • Utilizar bombillos ahorradores: estos bombillos tienen una vida útil de entre 6 y 15 mil horas más que los focos normales, por lo que suponen un gran ahorro energético, además que no desperdician la energía eléctrica produciendo calor. Es por ello que debemos preferir este tipo de bombillas para nuestro hogar y otros espacios.
  • Utilizar electrodomésticos que consuman menos energía: en la actualidad se producen electrodomésticos mucho más eficientes que otros, con lo cual consumen menos energía para realizar las mismas acciones. Como consumidores responsables, debemos preferir estos productos sobre aquellos que usen más energía.
  • Desconectar los aparatos eléctricos: muchos de los aparatos eléctricos que tenemos en nuestras casas siguen consumiendo energía incluso cuando están apagados, aportando un 10% del consumo al mes de energía en los hogares. De tal forma que podemos generar un gran ahorro a nuestras facturas y contribuir con el medio ambiente si los desconectamos cuando no los estemos utilizando.
  • Utilizar medios de transporte menos contaminantes: usar el transporte público u otras formas de transporte no contaminantes, como la bicicleta y los automóviles eléctricos, reduce drásticamente las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, con lo cual podemos frenar el efecto invernadero.
  • Consumir lo indispensable: una de las mejores medidas para reducir el consumo es tomar consciencia y preguntarse si de verdad necesitamos comprar todas las cosas que usualmente metemos al carrito del mercado. ¿Es necesario cambiar de carro, celular, televisor y demás electrodomésticos con tanta frecuencia?
  • Comprar productos amigables con el medio ambiente: en la actualidad encontramos muchos productos que no contienen sustancias contaminantes o que fueron elaborados con materiales reciclables o biodegradables. Como consumidores responsables, debemos preferir estos productos sobre aquellos que son elaborados por compañías que no piensan en el medio ambiente.
  • No desperdiciar el papel: varios estudios han señalado que cada persona genera hasta 40 kilogramos de papel por año, el cual no es un material contaminante. Sin embargo, este se obtiene de la tala de bosques, de la deforestación. Es por ello que las impresiones deben reducirse al mínimo y fomentar el intercambio de documentos de manera digital.
  • Reutilizar: darle una segunda vida a los productos y objetos que usamos diariamente son una forma de dejar de consumir y, por tanto, de aportar un granito de arena para enfrentar la contaminación que generan los residuos de los productos de un solo uso.
  • Preferir los envases de vidrio: los envases de vidrio de refrescos y otros productos líquidos y sólidos pueden ser reutilizados en el futuro; mientras que los envases de plástico no y tardan varios años en degradarse. Es por esta razón que elegir productos con envases de vidrio es una elección más eficiente y responsable con el medio ambiente.
  • Reemplazar las bolsas plásticas por bolsas reutilizables: al igual que los envases de plástico, las bolsas de plástico no se degradan rápidamente y no pueden reutilizarse muchas veces, por lo que irán acumulándose en el planeta mientras se producen más bolsas plásticas para satisfacer la demanda de las mismas. Para impedir esto, se recomienda el uso de bolsas de tela o de otros materiales que puedan llevarse al mercado y que puedan usarse varias veces.
  • Clasificar la basura: ordenar la basura de acuerdo a sus características para su posterior reciclaje es una de las mejores medidas que se pueden tomar para contribuir a la lucha contra el cambio climático. Esto facilita la labor de los recolectores de basura y del reciclaje de estos desperdicios para que puedan ser usados para otros fines y productos. Sin embargo, este tipo de medida no está muy desarrollada en América Latina, pues los recolectores en varios países suelen mezclar toda la basura para facilitar su transporte hasta las plantas de almacenamiento.