La conducta del ser humano no siempre es racional, en instantes de estrés o de crisis, los instintos surgen y se apoderan de nuestra consciencia. Estos acontecimientos están relacionados con el “encéfalo primitivo”, cuya base es el sistema límbico.

El sistema Límbico

Este sistema interviene en el comportamiento subconsciente, en los instintos, en respuestas afines con la supervivencia y la reproducción. En el ser humano, diversos de estos comportamientos naturales y primitivos, están trasformados por consideraciones conscientes de índole moral, social o cultural que tiene su base en las zonas superiores del cerebro. Aun así, a veces predominan los instintos y es entonces cuando el sistema límbico y las estructuras asociadas cobran preponderancia; en otros movimientos tienen un papel menor, pero todavía complejo e importante, en la expresión de instintos, impulsos y emociones.

Estructuras Límbicas

Los elementos de este sistema en forma de anillo, ubicados en la parte inferior del centro del encéfalo, armonizan los efectos de los estados de ánimo más internos en el comportamiento externo. También influyen en los cambios de funciones corporales tales como la digestión y micción (expulsión), así como en la asociación de las emociones con los datos sensoriales.

  • Circunvolución del Cuerpo Calloso: Junto con la circunvolución parahipocampal y los bulbos olfatorios, constituye el córtex límbico, que modifica el comportamiento y las emociones.
  • Fórnix: Conducto de las fibras nerviosas que transmiten información desde el hipocampo y otras áreas límbicas hasta los cuerpos mamilares.
  • Mesencéfalo: Parte superior del tronco encefálico cuyas áreas límbicas conectan con el córtex y el tálamo, así como con las agrupaciones de cuerpos neuronales denominadas ganglios basales.
  • Hipocampo: Banda curvada de materia gris asociada con el aprendizaje, el reconocimiento de nuevas experiencias y la memoria, en especial la memoria a corto plazo y la información sobre sucesos recientes.
  • Amígdala Cerebelosa: Estructura en forma de almendra doble, que influye en el comportamiento y las actividades para adecuarlos a las necesidades corporales; también interviene en emociones como la ira y la envidia, y en impulsos como la sed, el hambre y el deseo sexual.
  • Circunvolución Parahipocampal: Ayuda a modificar la expresión de las emociones enérgicas; también forma y recuerda las memorias topográficas de escenas y vistas (en vez de las de objetos, rostro o hechos).
  • Bulbos Olfatorios: Son los procesadores de olores del encéfalo, están muy integrados en el sistema límbico, y de ahí que el sentido del olfato evoque recuerdos y respuestas emocionales tan intensas.
  • Cuerpo Mamilar: Diminuto grupo de neuronas que hace de estación repetidora y transmite información sobre todo entre el fórnix y el tálamo; está asociado a los procesos de la memoria.

El Hipotálamo

El hipotálamo ubicado debajo del tálamo, tiene una dimensión aproximada de un terrón de azúcar y contiene cuantiosos grupos de diminutos o núcleos de neuronas. Suele considerarse como el centro vital e integrador del sistema límbico. Por su pedúnculo inferior enlaza con la pituitaria, la principal glándula del sistema hormonal. Conjuntamente de esta importante conexión endocrina, el hipotálamo tiene asociaciones complejas con el resto del sistema límbico que lo rodea y con las partes autónomas del sistema nervioso general. Entre sus funciones figuran la regulación de condiciones vitales internas como la temperatura corporal, niveles de nutrientes, equilibrio agua-sales, flujo sanguíneo, ciclo sueño-vigilia y niveles de hormonas. El hipotálamo inicia sentimientos, acciones y emociones como hambre, sed, cólera y terror.

  • Núcleo del Hipotálamo: La mayoría de funciones de estos núcleos se desconocen, si bien se han identificado algunas. Así, al núcleo ventromedial se debe la sensación de estar lleno después de comer. Las lesiones de esta zona impulsan a comer en exceso.
  • Núcleo Supraquiasmático: Lugar del reloj interno, que genera actividad nerviosa con un ciclo circadiano o de 24 horas, e influye en muchos ritmos corporales diarios.

La Formación Reticular

Es una serie de rutas nerviosas largas y finas que se hallan en gran parte de la longitud del trono encefálico y tiene fibras que se extienden por el cerebelo, el diencéfalo y médula espinal. Alcanza varios sistemas neurales diferenciados, cada uno con su sistema neurotransmisor (la sustancia que transmite las señales nerviosas por la sinapsis o empalmes entre neuronas). Una de las ocupaciones es la de accionar el sistema de activación reticular (SAR), que mantiene despierto y alerta al cerebro. La formación reticular también comprende los centros que regulan el latido cardíaco y la respiración y otros centros esenciales.

El sistema de Activación Reticular (SAR)

Las largas finas fibras nerviosas de la formación reticular, situadas dentro del tronco encefálico, detectan la información sensorial procedente de muchas fuentes y envían señales de activación a los centros del cerebro.

  • Impulsos auditivos: El SAR filtra información sensorial insignificante, como el ruido de fondo, y reacciona a los cambios en la entrada de información.
  • Impulsos visuales: El SAR recibe información sensorial de los ojos a través del nervio óptico y alerta al cerebro de posibles peligros.
  • Señales Radiales: El SAR envía señales de activación a través del mesencéfalo hasta regiones del córtex cerebral donde otras fibras nerviosas hacen retroalimentación.
  • Señales de Activación: Las señales nerviosas llegan al córtex cerebral para mantener el estado de vigilia o desvelo, la mente consciente y alerta.
  • Diencéfalo: Contiene el tálamo, el hipotálamo y el epitálamo.