Las fuentes de energía, como su nombre lo indica, son los distintos recursos que se pueden utilizar para generar energía. La necesidad de contar con estas fuentes data desde la prehistoria, cuando el hombre utilizaba el fuego para cocinar sus alimentos y para calentarse. Más tarde, se inventaron los molinos de viento para moler cereales de forma automática y, tras la revolución industrial, se empleó el carbón para poner en funcionamiento distintos inventos, como el ferrocarril, el carro o el barco a vapor. En la actualidad, es impensable una sociedad que no utilice la energía eléctrica, por lo cual la búsqueda y la explotación de fuentes de energía resulta vital para su sostenimiento. No obstante, dado que varias de estas fuentes son limitadas y deterioran el medio ambiente, recientemente se ha hablado de la necesidad de transitar de los combustibles fósiles a las fuentes renovables.
Las fuentes de energía se clasifican en dos grandes grupos:
Las energías renovables son aquellas fuentes de energía que proceden de la naturaleza y tienen un ciclo útil que permite volver a utilizarlas sin problema. Es decir, estas fuentes de energía se agotan, como los hidrocarburos, que tienen unos depósitos limitados. De igual forma, las energías renovables también son conocidas como energías limpias porque no afectan en gran medida el medio ambiente. No obstante, algunas de estas energías, como la hidráulica y la biomasa, no son vistas del todo como energías limpias, pues tienen impactos importantes en el medio ambiente. La primera afecta el paisaje natural y la biodiversidad cuando se crean represas; la segunda envía dióxido de carbono a la atmósfera durante la incineración. De igual forma, la energía nuclear, pese a bajo impacto ambiental, no es vista como una energía limpia porque genera residuos nucleares de los que es difícil deshacerse. En la actualidad, alrededor del 20% de la energía consumida a nivel mundial proviene de este tipo de fuentes, principalmente de la energía hidráulica.
Las energías no renovables, también conocidas como combustibles fósiles, son aquellas fuentes de energía que se encuentran en una cantidad limitada en nuestro planeta, y que, una vez utilizadas, se pierden para siempre porque no tienen un ciclo útil que las restablezca o tienen un ciclo que tarda millones de años, como el petróleo. No obstante, acabados los recursos del planeta, existe la posibilidad de explotar los recursos de otros cuerpos celestes en un futuro, cuando la tecnología haya avanzado lo suficiente. Pese a esto, las fuentes no renovables son las más utilizadas y corresponden a un 80% de la energía consumida a nivel mundial. Concretamente, la energía consumida en el planeta depende en un 32,89% del petróleo, en un 29,16% del carbón, en un 23,40% del gas natural y en un 4,43% de la energía nuclear. Esta última oscila entre las energías limpias y las no renovables, pues si bien no tiene grandes impactos en el medio ambiente (salvo los residuos radioactivos), depende de la explotación de uranio.
Las energías renovables son:
Las energías no renovables son:
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