Con el nombre de Regeneración se conoce al periodo de la historia de Colombia comprendido entre 1886 y 1909, cuando el poder estuvo ostentado por el Partido Nacional y los partidos tradicionales, ejecutándose varias políticas que le devolvieron la autoridad a la Iglesia en los asuntos del Estado. Este periodo ocurrió después de la guerra civil de 1884-1885 entre conservadores y liberales. Estos últimos fueron derrotados y, en consecuencia, se promulgó la Constitución de 1886, con la cual el país pasó a tener una forma de gobierno centralizada (dejando de ser los Estados Unidos de Colombia para convertirse en la República de Colombia), una religión oficial (el catolicismo), una separación del poder en tres ramas (legislativo, ejecutivo y judicial), un periodo presidencial de seis años y una mayor intervención del Estado en cuestiones económicas y sociales. Esta constitución estuvo vigente por más de cien años, hasta que fue derogada en favor de la Constitución de 1991.
Todo comenzó cuando el supuesto presidente liberal Rafael Núñez, aunque era apoya por los conservadores, comenzó a realizar varias reformas con el fin de ordenar el país, el cual se encontraba en una profunda crisis por culpa de un federalismo mal administrado. Inconformes con estas políticas, los liberales se alzaron en armas y le declararon la guerra al gobierno en agosto de 1884. El conflicto se extendió hasta noviembre del año siguiente, dejando cerca de 170.000 muertos. Pese a todas las reformas que había ejecutado, Rafael Núñez decidió no firmar la Constitución que Miguel Antonio Caro había redactado, pues estaba en desacuerdo con varios de sus artículos. Entretanto, fundó el Partido Nacional en 1886, el cual apoyó la candidatura de José María Campo Serrano, quien se convertiría en presidente y quien firmaría finalmente la Constitución de 1886.
Durante la Regeneración, la economía fue estatizada y se realizaron políticas proteccionistas, con lo cual Estado recuperó toda la autoridad que tenía sobre la comercialización antes de la Constitución de Rionegro. Así, se creó el Banco Nacional, se controlaron las importaciones y las exportaciones y se establecieron aranceles e impuestos. Además de esto, se instauró la pena de muerte y los estados se transformaron en departamentos, comisarías e intendencias, perdiendo toda la autonomía de la que gozaban anteriormente. Para administrar estas nuevas entidades, el presidente tenía la capacidad de nombrar gobernadores y alcaldes a su propia voluntad. Por todo lo anterior, se puede concluir que los poderes del presidente fueron equiparables a los de un monarca, pues tenía autoridad sobre todos los ámbitos de la vida nacional.
Pero por encima de todo lo anterior, la Regeneración fue un periodo en el que la Iglesia consiguió un poder inusitado. Si bien Rafael Núñez promulgó la libertad de culto, afirmó que la religión predominante era la católica y que por ello debía privilegiársele por encima de todo lo demás. En consecuencia, se le devolvieron los bienes confiscados a la Iglesia, se trajeron de nuevo las comunidades religiosas expulsadas y se le dio al clero la autoridad para educar a las futuras generaciones. Todo esto quedó decretado en el Concordato de 1887. Todas estas políticas finalmente desencadenarían la Guerra de los Mil Días
Los presidentes de Colombia durante la Regeneración fueron:
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