Las suplicantes, de título original Hiketides (Ἱκέτιδες), es una tragedia escrita por el dramaturgo griego Esquilo entre los años 467 y 458 a. C. Esta era la primera obra de una tetratología, cuyas otras tres obras, Los egipcios, Las Danaides y Amimone, no sobrevivieron hasta nuestros días. En un comienzo, debido a la función anacrónica del coro, se pensó que esta había sido una de las primeras obras de Esquilo, pero a mediados del siglo XX se llegó al consenso de que había sido escrita después de Los persas y, probablemente, después de los Siete contra Tebas. Esta obra no debe ser confundida con Las suplicantes de Eurípides, que trata un tema distinto y fue escrita mucho después, en el año 423 a. C.
La obra narra la vida de las danaides, las cincuenta hijas del rey Dánao mientras viven en Egipto, donde son pretendidas por los 50 hijos del rey egipcio. No obstante, estas son sacadas del reino africano por su padre para salvarlas de sus pretendientes, quienes ansían casarse con ellas. Es así como las danaides llegan a la ciudad griega de Argos, donde se convierten en suplicantes de Zeus, de quien descienden. Así, para protegerse de sus prometidos, quienes han salido a perseguirlas, se ocultan en el templo de Zeus y le piden protección a Apolo, Helio y Poseidón.
Las danaides entonces son conocidas como suplicantes por demandar que no quieren ser forzadas por sus perseguidores para casarse con ellas, pues creen que tienen el derecho a contraer matrimonio con quienes ellas quieran y de disponer de su cuerpo como ellas crean conveniente y no cómo lo consideren los hombres que las buscan. Todo esto se lo comunican a Pelasgo, rey de Argos, y amenazan con ahorcarse con cinturones y ceñidores de las estatuas de los dioses si no las ayuda.
Pelasgo entonces se ve enfrentado a un dilema, pues si decide proteger a las suplicantes, le estaría declarando la guerra al reino de Egipto; aunque tampoco quiere dejar desamparadas a las hijas de Dánao y ganarse la cólera de Zeus. Decide entonces consultarlo con su pueblo y este toma la decisión de proteger a las mujeres. En ese momento, aparece un barco proveniente de Egipto con un heraldo que insulta a las danaides y le exige a Pelasgo que las entregue, pues Egipto tiene derecho sobre ellas y por tanto puede llevárselas. Ante la negativa de Pelasgo, el heraldo insiste y le explica que se puede desatar una guerra; pero el rey argivo se niega de nuevo, amparado en la decisión tomada por su pueblo.
Aquí es donde termina la obra, aunque, según dejan entrever los fragmentos de las obras posteriores de la tetralogía y otras obras con temática similar, egipcios y argivos entran en guerra finalmente por la decisión de Pelasgo y su pueblo
Enojado por la desobediencia de su hija, Dánao decide encarcelarla y la condena a muerte; pero esta es rescatada por Linceo, quien asesina a Dánao y se convierte en rey de Argos. A partir de aquí, no está del todo claro qué es lo que ocurre después. Algunas versiones sugieren que Linceo se ve obligado a condenar a las otras cuarenta y nueve danai des por homicidio, pero entonces aparece la diosa Afrodita
Los personajes de Las suplicantes son:
Además de los anteriores, la obra cuenta con la participación de un heraldo, proveniente de Egipto que busca llevarse consigo a las danaides; y de varios argivos (ciudadanos de Argos), quienes toman la decisión de proteger a las danaides.
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