Para estabilizar y realizar los movimientos de la cabeza y así mismo mover partes de la cara como cejas, párpados, y labios; interactúan los músculos de la cara, la cabeza y el cuello. Esta complicada musculatura permite una enorme variedad de expresiones faciales.
Ciertos músculos faciales se sujetan a huesos, y otros a tendones o a grupos densos y laminares de tejido conjuntivo fibroso llamados aponeurosis. Lo que representa que algunos músculos faciales están unidos entre sí. Diversos de estos músculos tienen su otro extremo insertado en las capas profundas de la piel. La ventaja de este complejo sistema es que incluso con una leve contracción se mueve la piel facial, la cual se convierte así en un escaparate de la expresión o la emoción. La mayoría de los músculos faciales están controlados por el nervio facial llamado craneal VII. Las lesiones o afecciones de este nervio se traducen en pérdida de movilidad facial y de la capacidad de expresión y, por tanto, de comunicar.
Las expresiones faciales son esenciales para la comunicación no verbal. La musculatura facial admite sutiles diferentes en la expresión que transmiten una enorme variedad de emociones. Sin embargo, una sonrisa suele indicar agrado o placer, y el ceño o gesto fruncido lo contrario, no siempre es así. Muy ambigua y versátil, la sonrisa también puede transmitir varios sentimientos, como decepción o confusión. Además de la boca, otras zonas de la cara también contribuyen a matizar los mensajes no verbales.
Los músculos que se ligan en torno a los labios están presentes en el habla, la comunicación no verbal, al comer y al beber. Algunos músculos faciales actúan como esfínteres que abren o cierran orificios, como los párpados, las fosas nasales y los labios.
La cabeza de un adulto pesa más de 5kg y se equilibra hasta cierto punto en lo alto de la columna vertebral. Los músculos del cuello, del interior de los hombros y de la parte alta del dorso están firmemente activos, se tensa para estabilizar la cabeza y se contraen en grupos coordinados para permitir los complejos movimientos del cuello. Estos músculos contribuyen a las expresiones faciales y a la comunicación no verbal, por ejemplo, al mover la cabeza para indicar “si” o “no”.
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