El nominalismo, en ocasiones también llamado particularismo, es una teoría filosófica que defiende la idea de que todo cuanto existe es particular, en contraste a las teorías que defienden la idea de una realidad compuesta únicamente por entidades universales, como el universalismo. Así, el nominalismo rechaza la idea del universal, ya sea fuera de los particulares (trascendente) como en estos mismos (inmanente). El origen del término nominalismo proviene del vocablo griego nomen, que puede traducirse como nombre, y surgió como una posición ante el problema de los universales, por lo que se remonta al pensamiento de Platón, quien fue el primero en teorizar las entidades universales (teoría de las formas).
Así, luego de este, los filósofos siguieron preguntándose por qué varias cosas compartían características, llegando a la posición realista, según la cual los universales se encuentran en el mundo exterior, o llegando a la posición nominalista, según la cual sólo existen los nombres de esas características dentro de la mente, pues el mundo exterior está poblado de particulares. Esta última postura surgió propiamente dicha en el siglo XIV, de mano de William de Ockham y Jean Buridan, y se popularizó durante el siglo XV.
El nominalismo suele dividirse en cuatro tipos:
Nominalismo de predicados: es el tipo de nominalismo que defiende la idea de que dos entidades comparten características sólo si el predicado apunta a esas características. Por ejemplo: Juan y Pedro son seres humanos sólo porque se ha enunciado que “son seres humanos”. No obstante, este pensamiento ha recibido varias críticas por no ofrecer una solución satisfactoria al problema de los universales, pues no valida ni invalida el que ese enunciado esté haciendo referencia a unas características exteriores, reales.
Nominalismo de conceptos: es el tipo de nominalismo que defiende la idea de que, a pesar de que los universales no existen en el exterior, los universales tienen lugar dentro de la mente humana como conceptos o ideas, teniendo una existencia más allá de ser solo palabras.
Nominalismo de semejanza: es el tipo de nominalismo que defiende la idea de que tanto Juan como Pedro poseen la característica universal de ser humanos porque se asemejan a un ser humano ejemplar. Así, Juan y Pedro poseen un grado de parecido que los hace diferenciarse del resto de las cosas. No obstante, este pensamiento ha sido objeto de controversia también, pues algunos nominalistas creen que lo único universal es la relación de semejanza, mientras otros creen que cada relación de semejanza es particular entre una entidad y otra, siendo semejante, a su vez, a otras semejanzas y así hasta el infinito.
Teoría de los tropos: es el tipo de nominalismo que defiende la idea de que los particulares comparten tropos (ejemplo particular de cierta propiedad), los cuales, a su vez, comparten tropos más primitivos. Dos tropos primitivos podrían ser reemplazados entre sí dentro ciertas circunstancias y no se notaría cambio alguno. A partir de esto, Leibniz desarrollo su identidad de los indiscernibles, también llamada ley de Leibniz, según la cual, si dos entidades comparten todas sus propiedades, entonces las dos entidades son el mismo objeto.
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