El simbolismo fue un movimiento artístico desarrollado a finales del siglo XIX. Pese a que se originó en Francia y Bélgica como un movimiento meramente artístico, rápidamente se extendió a otras artes, como la pintura y la escultura. Los simbolistas rechazaban la enseñanza, la sensibilidad fingida, la descripción objetiva y la declamación, abogando por una idea del mundo como misterio y del artista como aquel que lo descifra al poner en evidencia la correspondencia entre elementos insospechados.
El simbolismo surgió como una respuesta al realismo y el naturalismo, que primaban lo real sobre lo ideal. Varios artistas rechazaron este pensamiento, exaltando la imaginación, los sueños y la espiritualidad. Uno de ellos fue Charles Baudelaire, quien, con poemas como Las flores del mal, Los paraísos artificiales o Los pequeños poemas en prosa, marcó una diferencia con la tradición imperante de su época. Esto se debió a que sus escritos versaban sobre temas que eran prohibidos, como la sexualidad, el satanismo o las drogas. A partir de su obra, surgió el parnasianismo, del que surgiría, a su vez, el simbolismo. Estos se distanciaron de aquellos por que no compartían la búsqueda por el verso perfecto, sino que buscaban la inclusión de múltiples simbolismos a través del hermetismo.
Luego de Baudelaire, los simbolistas se constituirían a partir de dos figuras fundamentales de la poesía moderna: Arthur Rimbaud y Paul Verlaine. Este último publicó en 1888 su libro de ensayos Los poetas malditos, donde exponía cómo el genio de los artistas involucrados con el movimiento (Stéphane Mallarmé, Tristan Corbière, Marceline Desbordes-Valmore, Pobre Lelian, Villiers de L’Isle-Adam y el mismo Rimbaud) los había alejado de la sociedad y guiado a la autodestrucción, como seres condenados por una maldición. En cuanto a la narrativa, se publicaron obras como Cuentos crueles, de Villiers de L’Isle-Adam y A contrapelo, de Joris-Karl Huysmans; aunque el movimiento no tuvo mucha fuerza en este tipo de textos.
Dentro de la pintura, el simbolismo no se desarrolló como un movimiento homogéneo, sino que surgió como respuesta a la pintura científica del puntillismo y al impresionismo. Así, los simbolistas de esta arte buscaban crear obras con contenidos poéticos que trascendieran el pragmatismo y el materialismo de la sociedad industrializada
Dado que el simbolismo se desarrolló en diferentes áreas, deben señalarse sus representantes en cada una de ellas. Así, los principales simbolistas por disciplina artística son:
Literatura: Guillaume Apollinaire, Max Elskamp, João da Cruz e Sousa, Léon-Paul Fargue, Remy de Gourmont, Gustave Kahn, Jules Laforgue, Julien Leclercq, Camille Lemonier, Maurice Maeterlick, Stéphane Mallarmé, Albert Mockel, Émile Nelligan, Henri de Régnier, Arthur Rimbaud
Pintura: Edmond Aman-Jean, Jean Francis Auburtin, Arnold Böcklin, Eugène Carrière, Félix Courché, Jean François De Boever, Antonio de la Gandara, Jean Delville, Valérius De Saedeleer, Émile Fabry, Henry de Groux, Ferdinand Hodler, Gustav Klimt, Max Klinger, François Étienne Lahaye, Henri Jean Guillaume Martin, René Ménard, Gustave Moreau, Alphonse Osbert, Odilon Redon, Léonard Sarluis, Giovanni Segantini, Léon Spilliaert, Franz von Stuck y James Whistler.
Escultura: Charles Van der Stappen, Jean-Joseph Carriès, Auguste Rodin, George Minne, Max Klinger, Antoine Bourdelle y James Vibert.
Música: Claude Debussy, Alexander Scriabine, Ernest Chausson, Vincent d’Indy, Paul Dukas, Richard Wagner y Erik Satie.
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