El socialismo del siglo XXI es el término creado en 1996 por el sociólogo mexicano-alemán Heinz Dieterich para hablar de un nuevo sistema social y económico inspirado en el pensamiento marxista. Este obtuvo notoriedad cuando fue utilizado por Hugo Chávez durante el V Foro Social Mundial el 30 de enero de 2005. En su libro, Socialismo del Siglo XXI, Dieterich define este sistema como un socialismo que se adapta a las circunstancias de la contemporaneidad, buscando que las personas sean liberadas de la explotación mediante el reforzamiento del poder del Estado a partir del control de la sociedad y la alianza entre un socialismo desligado del estatismo y del liberalismo desligado del capitalismo.
Los partidos de América Latina que se identifican con el socialismo del siglo XXI son: el Partido de los Trabajadores de Brasil, fundado en 1980; el Movimiento al Socialismo de Bolivia, fundado en 1987; el Partido Libertad y Refundación de Honduras, fundado en 2011; el parido Alianza País de Ecuador, fundado en 2006; el partido Acuerdo Nacional de Ecuador, fundado en 2008; el partido Poder Ciudadano Movimiento Autonomista de Chile, fundado en 2015; el partido Frente Guasú de Paraguay, fundado en 2010; el Partido del Movimiento al Socialismo de Paraguay, fundado en 2006; el partido Tierra y Libertad de Perú, fundado en 2010; el partido Nuevo Perú, fundado en 2017; y el Partido Socialista Unido de Venezuela, fundado en 2008.
Algunos de los principales representantes del socialismo del siglo XXI son: Hugo Chávez, presidente de Venezuela entre 1999 y 2013, protagonista de la revolución bolivariana; Rafael Correa, presidente de Ecuador entre 2007 y 2017; Fernando Lugo, presidente de Paraguay entre 2008 y 2012; Evo Morales, presidente de Bolivia desde 2006 hasta la actualidad; Nicolás Maduro, presidente de Venezuela desde 2013 hasta la actualidad; Lenin Moreno, presidente de Ecuador desde 2017 hasta la actualidad; Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil entre 2003 y 2011; y Dilma Rousseff, presidenta de Brasil entre 2011 y 2016; entre algunos otros.
Las críticas que se le suelen hacer al socialismo del siglo XXI radican en que defiende ideas obsoletas que no funcionaron en épocas anteriores, sus propuestas económicas no están detalladas, no es un heredero legítimo del pensamiento marxista, impone autocracias, desestabiliza los países, no busca una revolución del sistema, desconoce el desarrollo histórico a partir de la lucha de clases, desconoce el papel del proletariado y repite la historia entregada por los grandes medios de comunicación sobre hechos trascendentales como la disolución de la Unión Soviética.
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