El tejido muscular es un tejido formado por células capaces de contraerse, conocidas como miocitos o fibras musculares. Estas cuentan con un entramado proteico formado por miosina y actina, con el cual pueden contraerse a partir de estímulos eléctricos, mecánicos, físicos o químicos. Es por esta razón por la que los tejidos musculares son fundamentales para la capacidad motriz de un organismo. Dentro de los vertebrados, los músculos representan alrededor de un 40% de la masa del cuerpo, y en muchos casos se encuentran adheridos al sistema óseo por medio de tendones.
Dado que las células musculares que componen este tipo de tejidos se encuentran muy especializadas, sus orgánulos reciben nombres distintos a los orgánulos de otro tipo de célula. Por ejemplo, el citoplasma es conocido como sarcoplasma, las mitocondrias son conocidas como sarcosomas y el retículo endoplasmático liso es conocido como retículo sarcoplásmático liso.
El tejido muscular se clasifica en tres tipos:
Músculo esquelético: también conocido como músculo voluntario o estriado, es un tejido compuesto por largas células multinucleadas y cilíndricas que cuentan con un gran número de mitocondrias. Esta clase de tejido puede encontrarse en el 90% de todos los músculos del cuerpo humano, unido al esqueleto dentro de aponeurosis y cartílagos. Por lo general, estos se contraen de forma voluntaria, aunque pueden hacerlo de forma involuntaria como resultado de enfermedades. Estos se encargan de mover y desplazar el cuerpo, de proteger al organismo, de mantener la postura y de generar calor, entre otras funciones. Usualmente se clasifican en fusiformes, unipeniformes, bipenniformes, multipenniformes, anchos, planos, cortos, bíceps, digástricos y poligástricos.
Músculo liso: también conocido como músculo no voluntario o no curvo, es un tejido compuesto por células mononucleadas cuyo núcleo se encuentra en el centro. Esta clase de tejido puede encontrarse alrededor de los vasos sanguíneos, los órganos sexuales y los órganos internos. El movimiento de estos está controlado por el sistema nervioso autónomo, por lo que su contracción no es voluntaria. Los músculos lisos por lo general se clasifican en tejido muscular liso unitario, como los del útero, el aparato gastrointestinal y el uréter; y tejido muscular liso multiunitario, como los del iris, la tráquea y la membrana nictitante.
Músculo cardiaco: también conocido como miocardio, es un tejido autoescitable (miogénico) que funciona de forma involuntaria sin ninguna estimulación nerviosa. Este tejido recubre el corazón y es el encargado de bombear sangre a todo el cuerpo a través del sistema circulatorio. Este tipo de tejido presenta 5 propiedades: excitabilidad, puesto que es capaz de transmitir potencial de acción; automatismo, puesto que genera los impulsos que causan su propia contracción; contractilidad, puesto que es capaz de contraerse; relajación, puesto que bombardea calcio hacia el retículo sarcoplasmático como si fuera una sola célula; y conducción de impulsos, puesto que conduce por el sistema de conducción eléctrica del corazón los impulsos creados por los cardiomiocitos del marcapasos del nodo sinoatrial.
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