El zarismo es una forma de gobierno absolutista que rigió en las monarquías eslavas y, principalmente, en el antiguo imperio ruso, donde el máximo gobernante recibía el título de Zar. Este título existió desde que Iván IV, también conocido como Iván el Terrible, lo impuso en el antiguo Zarato ruso en 1547 hasta la Revolución de Febrero en 1917 durante la Primera Guerra Mundial, que desembocaría en la desintegración del Imperio, en el asesinato de la dinastía Románov, la constitución del Gobierno Provisional Ruso y la formación de la posterior Unión Soviética, que contaría entonces con un presidente y no con un zar. El título del zar era equivalente al de emperador de toda Rusia, teniendo absoluto control sobre la riqueza y el poder del país. Es por ello que el zarismo también era conocido como autocracia moscovita, absolutismo imperial, autocracia rusa, absolutismo ruso, autocracia imperial, despotismo ruso o despotismo eslavo.
Como se ha mencionado antes, la principal característica del zarismo era el poder central que recaía sobre el zar. Este delegaba sus funciones a instituciones y personas que actuaban bajo su nombre, orden y ley. Según defendían los monárquicos rusos, el zar era como un padre que tenía la deber de proteger a todos sus hijos, que eran los súbditos del Imperio. Esta metáfora puede encontrarse en los libros ortodoxos de la historia rusa y en la cultura popular, donde se le satiriza. A diferencia de los regímenes europeos, en el Imperio ruso la política estaba fuertemente atada a la Iglesia ortodoxa y el zar contaba con una proporción más grande de los bienes del Estado, como empresas y tierras. Esto era conocido como patrimonialismo. Si bien todas estas medidas hacían que el sistema zarista fuera muy cuestionado, autores como Fiódor Dostoyevski lo defendieron en su momento. Otros autores incluso señalan que este autoritarismo explica en gran medida las políticas soviéticas, que incluían un gran control sobre la vida de los ciudadanos y los asuntos del Estado por parte del Partido.
A su vez, otros historiadores y expertos han señalado que este despotismo durante el Imperio ruso se debía a políticas heredadas durante la dominación tártara, cuando los mongoles invadieron la Rus de Kiev en el siglo XIII. Cuando los mongoles cayeron en la Batalla de Kulikovo en 1380, habían dejado destrozada a Rusia tanto social como demográficamente, pues cientos de miles de personas murieron durante las guerras y la dominación mongola. De igual forma, se introdujeron políticas que no existían en el Imperio, como la pena de muerte y la tortura. Esto supuso un retraso tecnológico, político y social en el Imperio, que se vio reforzado durante el absolutismo ejercido posteriormente entre los siglos XVII y XVIII por el Gran Ducado de Moscú; aunque otros expertos difieren y sostienen que el yugo mongol promovió la unificación del Imperio y el desarrollo del Ejército, el censo, la red postal y el sistema fiscal.
Los zares que tuvo Rusia a lo largo de su periodo absolutista son:
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