En el año 829, a la muerte del emperador Miguel II, fundador de la dinastía Amoriana, fue ascendido su hijo Teófilo, de dieciséis años de edad. Un par de años más tarde le nació a este un primer hijo y heredero, Constantino, quien desgraciadamente murió de manera temprana e inesperada hacia 835, dejando al emperador solo con hijas mujeres hasta ese momento. Sin embargo, en 849 su esposa Teodora dio nuevamente a luz a un nuevo hijo varón, Miguel, quien fue casi inmediatamente coronado como co emperador heredero al trono de Bizancio. Teófilo murió también muy pronto, en 842, con tan solo veintinueve años, por lo que Miguel, quien contaba escasamente con dos años, fue ascendido como emperador bajo la tutela de un consejo de regencia encabezado por su madre Teodora.
Durante este primer periodo, la emperatriz madre ejerció el poder con la asesoría de Teoctisto, un influyente ministro encargado de los correos oficiales (logothetes tou dromou), mientras gradualmente se iban apartando a los otros miembros del consejo, familiares de Teodora, de las decisiones importantes. Una de las reformas más radicales llevada a cabo entonces por Teodora fue la destitución en 843 del patriarca constantinopolitano Juan VII, apodado el Gramático, para nombrar en su lugar a Metodio I, a fin de ganar el apoyo necesario que le permitiera la restitución de las imágenes sagradas dentro del ritual cristiano, con lo cual se puso así fin a la controversia iconoclasta que había agitado a la sociedad bizantina durante más de un siglo. Luego, a la muerte de Metodio en 847 fue ascendido como patriarca metropolitano Ignacio, hijo de Miguel I Rangabé, quien luego del fin de la iconoclastia trató de mediar en la controversia surgida entre moderados y radicales dentro de la iglesia ortodoxa.
Pero mientras Teodora se encontraba al frente del gobierno, el pequeño Miguel quedaba bajo la influencia de su tío Bardas, a quien se le concedió el título de César (segundo al mando luego del emperador) y quien terminó por dar muerte a Teoctisto en 855, con el consentimiento de Miguel. Luego, en 856, con el apoyo de Bardas y Petronas, ambos hermanos de Teodora, Miguel disolvió el consejo de regencia y asumió como emperador en solitario, enviando a su madre y a sus hermanas a un monasterio en 857.
A partir de entonces, bajo la influencia de Bardas, el ahora emperador Miguel III acometió una serie de reformas administrativas y económicas que continuaron fomentando el renacer cultural y político del imperio iniciado ya bajo el gobierno de Teófilo, y que se vio igualmente favorecido por el fin de la iconoclastia y la normalización de las relaciones entre la iglesia y el estado. Se reconstruyeron entonces las ciudades arruinadas y los edificios públicos abandonados tiempo antes, y se reabrieron igualmente los monasterios y las universidades imperiales.
Pero quizá los hechos más significativos de esta época se dieron en el ámbito religioso y en la difusión del mensaje evangélico entre los paganos. En 858, el patriarca Ignacio empezó a resultar problemático para el gobierno y se negó a dar la comunión a uno de los familiares del emperador por causa de su vida pecaminosa y licenciosa. Debido a esto, Miguel y Bardas depusieron al patriarca y designaron a fines de ese mismo año a Focio, un erudito de la corte que en menos de una semana ascendió todos los grados sacerdotales y recibió la consagración episcopal de parte de un obispo fuera de funciones, lo que desató una división dentro de la iglesia. A pesar de que Focio fue confirmado en su puesto luego de un sínodo realizado en Constantinopla en 861, el depuesto Ignacio apeló a la autoridad del papa, quien declaró ilegítimo al patriarca dos años después, y la controversia con Roma siguió profundizándose aún más en los años siguientes debido a los éxitos posteriores de Focio en materia de evangelización de los paganos eslavos, al punto de fue proclamado luego santo dentro de la Iglesia Ortodoxa Oriental.
Durante el gobierno de Miguel, y a instancias de Focio, los santos hermanos Cirilo y Metodio llevaron a cabo una primera misión de evangelización entre los jázaros de Crimea y luego fueron invitados en 863 por el príncipe Ratislav I de Moravia para asegurar la conversión de su reino, lo cual fue logrado con el desarrollo del alfabeto glagolítico (que después evolucionó al llamado cirílico, el alfabeto actualmente usado en Rusia, así como hacía muchos otros de los alfabetos eslavos) para la escritura del antiguo eslavo eclesiástico, lo que permitió la difusión del evangelio entre estos pueblos en su propia lengua, en vez del griego hablado en Bizancio. La labor de estos hermanos resultó tan importante y perdurable en el tiempo que son conocidos aún dentro de la Iglesia Oriental como los apóstoles de los eslavos.
Por otra parte, y para contrarrestar la expansión del cristianismo católico apoyado desde el imperio Carolingio de los francos, Miguel y su tío Bardas invadieron el territorio búlgaro a partir de 861, logrando la firma de un acuerdo de paz en 864 y el bautismo del zar Boris I de Bulgaria de acuerdo al rito oriental, con el emperador como padrino. Estos hechos dieron inicio a un proceso de desarrollo cultural ascendente de los pueblos eslavos de Europa del este.
Hacia el final de su reinado, Miguel se había ido alejando de su tío Bardas y había empezado a favorecer a Basilio de Macedonia, un miembro destacado de su guardia personal, quien terminó por dar muerte a Bardas en abril de 866, acusándolo de conspirar contra el emperador, con la condescendencia de Miguel, quien asoció a Basilio al trono. Sin embargo, al año siguiente, y ante la amenaza del emperador de favorecer de la misma forma a otro cortesano, Basiliskianos, el césar Basilio irrumpió en las habitaciones imperiales con algunos cómplices y dio muerte a Miguel mientras dormía, así como a Basiliskianos. Con estos hechos sangrientos llegaba fin a la dinastía Amoriana y Basilio, ahora único emperador reinante, dio inicio entonces a su propia dinastía Macedónica, la cual se mantendría en el poder por los siguientes doscientos años.