La conducta del ser humano no siempre es racional, en instantes de estrés o de crisis, los instintos surgen y se apoderan de nuestra consciencia. Estos acontecimientos están relacionados con el “encéfalo primitivo”, cuya base es el sistema límbico.
El sistema Límbico
Este sistema interviene en el comportamiento subconsciente, en los instintos, en respuestas afines con la supervivencia y la reproducción. En el ser humano, diversos de estos comportamientos naturales y primitivos, están trasformados por consideraciones conscientes de índole moral, social o cultural que tiene su base en las zonas superiores del cerebro. Aun así, a veces predominan los instintos y es entonces cuando el sistema límbico y las estructuras asociadas cobran preponderancia; en otros movimientos tienen un papel menor, pero todavía complejo e importante, en la expresión de instintos, impulsos y emociones.
Estructuras Límbicas
Los elementos de este sistema en forma de anillo, ubicados en la parte inferior del centro del encéfalo, armonizan los efectos de los estados de ánimo más internos en el comportamiento externo. También influyen en los cambios de funciones corporales tales como la digestión y micción (expulsión), así como en la asociación de las emociones con los datos sensoriales.
El Hipotálamo
El hipotálamo ubicado debajo del tálamo, tiene una dimensión aproximada de un terrón de azúcar y contiene cuantiosos grupos de diminutos o núcleos de neuronas. Suele considerarse como el centro vital e integrador del sistema límbico. Por su pedúnculo inferior enlaza con la pituitaria, la principal glándula del sistema hormonal. Conjuntamente de esta importante conexión endocrina, el hipotálamo tiene asociaciones complejas con el resto del sistema límbico que lo rodea y con las partes autónomas del sistema nervioso general. Entre sus funciones figuran la regulación de condiciones vitales internas como la temperatura corporal, niveles de nutrientes, equilibrio agua-sales, flujo sanguíneo, ciclo sueño-vigilia y niveles de hormonas. El hipotálamo inicia sentimientos, acciones y emociones como hambre, sed, cólera y terror.
La Formación Reticular
Es una serie de rutas nerviosas largas y finas que se hallan en gran parte de la longitud del trono encefálico y tiene fibras que se extienden por el cerebelo, el diencéfalo y médula espinal. Alcanza varios sistemas neurales diferenciados, cada uno con su sistema neurotransmisor (la sustancia que transmite las señales nerviosas por la sinapsis o empalmes entre neuronas). Una de las ocupaciones es la de accionar el sistema de activación reticular (SAR), que mantiene despierto y alerta al cerebro. La formación reticular también comprende los centros que regulan el latido cardíaco y la respiración y otros centros esenciales.
El sistema de Activación Reticular (SAR)
Las largas finas fibras nerviosas de la formación reticular, situadas dentro del tronco encefálico, detectan la información sensorial procedente de muchas fuentes y envían señales de activación a los centros del cerebro.
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