¿Cuáles fueron las causas de la Primera Guerra Mundial?

Las principales causas de la Primera Guerra Mundial, también conocida como la Gran Guerra, desarrollada entre 1914 y 1918, fueron:

Asesinato del archiduque austrohúngaro: el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, la duquesa Sofía Chotek, herederos de la corona del Imperio austrohúngaro el 28 de junio de 1914 en la ciudad de Sarajevo a manos del nacionalista serbio-bosnio Gavrilo Princip, se ha considerado históricamente como el detonante de la Primera Guerra Mundial. El asesino estaba adscrito al movimiento Joven Bosnia, que pretendía liberar a Bosnia del yugo de Austria-Hungría. Para este fin contaban con ayuda de los militares y de la inteligencia Serbia. Esto acrecentó las tensiones entre el Imperio austro húngaro y Serbia en la llamada Crisis de Julio. El primero, sabiéndose protegido por Alemania, lanzó un ultimátum a Serbia con una serie de peticiones sobre los territorios de Bosnia y Hersegovina, algunas de las cuales fueron aceptadas por el gobierno serbio mientras que otras, sabiendo que Rusia actuaría en su defensa, fueron rechazadas. Finalmente, Austria-Hungría le declaró la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914, ocasionando la movilización de los ejércitos de Rusia y de Francia, y dando inicio a la Primera Guerra Mundial.

Imperialismo: para esta época Europa dominaba gran parte del globo gracias a la explosión demográfica de su población y a su desarrollo tecnológico, económico y militar tras la revolución industrial. De tal manera que este continente llegó a albergar a la cuarta parte de la población del planeta, mucha de la cual emigraba a ultramar para instalar colonias en otros continentes y aumentar la riqueza europea. Esto generó tensiones entre las potencias que históricamente habían ostentado su influencia en el mundo, como Francia y el Reino Unido, y las potencias emergentes que había llegado tarde a la repartición del globo, como Alemania e Italia. Dichas tensiones aumentaron tras la Conferencia de Berlín celebrada entre 1884 y 1885, donde las potencias europeas se repartieron entre sí el continente africano.

Alianzas: debido a la inestabilidad política generada por las tensiones entre los mismos países europeos, el auge del socialismo y el surgimiento de nuevas potencias fuera de Europa, como Japón y Estados Unidos, se creó un sistema de alianzas que pretendía mantener en equilibrio el poder de Europa. De tal forma que el continente entró al siglo XX con dos grandes bandos: la Triple Entente, conformada por Rusia, Francia y el Reino Unido; y la Triple Alianza, formada por el Imperio alemán, el Imperio austro húngaro y el Imperio italiano. Estas alianzas exigían que cualquier agresión hacia un país fuera respondida por el afectado y por sus aliados, lo cual terminó escalando el conflicto entre dos países a un enfrentamiento bélico entre la mayor parte del continente.

Paz Armada: Luego de la victoria alemana en la Guerra franco-prusiana y de la reunificación del Imperio alemán, los teutones pusieron todo su esfuerzo en modernizar su Ejército y en hacer de la Marina Imperial alemana un cuerpo capaz de rivalizar y superar a la Royal Navy británica, que ostentaba una supremacía mundial. Esta carrera armamentística llevó a que otros países también invirtieran en su cuerpo militar, lo que ocasionó que gran parte de Europa estuviera modernamente armada hacia comienzos del siglo XX.

Crisis Balcánica: si bien la tensión entre diferentes países estaba esparcida por casi toda Europa, este problema tenía mayor incidencia en los Balcanes, región que llegó a ser conocida como “el polvorín de Europa”. Ello se debía a las dos guerras de los Balcanes libradas entre 1912 y 1913 y a la anexión de la provincia de Bosnia y Herzegovina por parte de Austria-Hungría, que anteriormente pertenecía al Imperio otomano. Esto provocó la desaprobación de Serbia y del Imperio ruso, pues el territorio contaba con una población mayoritariamente eslava y de religión ortodoxa, como ellos.