¿Qué es la comunicación efectiva?

La comunicación efectiva es, tal y como indica su nombre, es la manera en la cual una persona puede comunicar efectivamente sus emociones, ideas, opiniones, sentimientos, deseos y argumentos a otra persona o a un público o auditorio. Esta forma de comunicación requiere coherencia en lo que se está diciendo, cohesión para articular lo que se dice con lo que ya se ha dicho anteriormente, claridad en los temas tratados y las explicaciones, y pertinencia, de forma que lo que se esté comunicando sea importante para quien lo escucha.

Además de estos comportamientos netamente lingüísticos, la comunicación efectiva, en el caso de que sea oral, también requiere que el interlocutor sea honesto con lo que dice, respetuoso con los demás, tolerante hacia sus detractores y las críticas, y que confié en sí mismo, de tal forma que su discurso inspire confianza; así como también requiere una buena dicción para que los receptores entiendan cada una de las palabras que dice, serenidad para que los otros no se pongan nerviosos, buena expresión corporal para que los gestos acompañen efectivamente el discurso, y una buena postura para que no se agote rápidamente ni le transmita una imagen equivocada al otro. En el caso de que la comunicación sea escrita, se requiere una buena caligrafía y un gran dominio de la ortografía.

Por lo dicho anteriormente, la comunicación efectiva es indispensable para los trabajos en grupo y para el liderazgo, pues logra que las personas comprendan el comunicado o el discurso del interlocutor efectivo. Por las mismas razones, se les exige a los políticos que su comunicación sea efectiva, pues tienen el deber de transmitir de forma clara y puntual sus opiniones, propuestas, forma de gobierno o decisiones, respetando a los demás, principalmente a quienes no están de acuerdo con ellos. La comunicación efectiva también es indispensable para los documentos públicos, que en muchas ocasiones son famosos por su lenguaje confuso y ambiguo con tal de ocultar la verdadera intención de quien lo redactó. Lo mismo pasa con los contratos, donde se dejan deliberadamente vacíos legales o se redactan párrafos ambiguos para que puedan interpretarse de diferentes formas.

Aun así, dado que la comunicación efectiva nace del respeto mutuo entre interlocutor y receptor, se debe entender que ambas partes pueden cometer errores, expresar sus sentimientos de forma pasional, aceptar las opiniones dichas o las contrarias, protestar y criticar con aquello con lo cual no se está de acuerdo, pedir explicaciones, solicitar un cambio de interlocutor o de tema, pedir ayuda, negar solicitudes, hacer una réplica, elevar una solicitud, cambiar de tema o de opinión, justificarse a sí mismo o alguien más. Así, lo ideal es que la comunicación entre dos partes con opiniones e ideas diversas apunte hacia la conciliación y no hacia el ataque entre los interlocutores.