¿Qué es una elegía?

Actualmente, una elegía es un poema en el cual el autor escribe un lamento por la pérdida de algo en su vida, como el tiempo, un ser querido, la esperanza, etc. Sin embargo, en la antigüedad los griegos usaban el término elegía para referirse a una determinada métrica lírica, conocida como dístico elegíaco y conformada por una estrofa con dos versos: uno hexámetro (seis pies) y otro pentámetro (cuatro pies y dos semipiés). Aun así, desde la Edad Media se conoce como elegía al poema de lamento, especialmente por el duelo causado por la muerte de alguien. Por ello se le conocía como elegía funeral o planto, que no debe confundirse con el epicedio o el epitafio. La palabra elegía proviene del griego élegos (έλεγος), que hacía referencia a un canto de duelo que se acompañaba con una flauta o una lira.

En la antigua Grecia, donde nació la elegía, los dísticos elegíacos tenían como tema la tristeza de a muerte, el amor o la guerra. También se conocían así a las canciones tristes y a los versos conmemorativos. Por el contrario, la elegía romana usualmente trataba temas mitológicos y eróticos. Además de esto, tanto romanos como griegos usaron los dísticos elegíacos para realizar textos ingeniosos, satíricos y humorísticos, pues la estructura tenía un efecto retórico que no tenían otras formas métricas. Algunos de los mejores ejemplos de elegía en la antigüedad se pueden encontrar en Carmen 101, poema elegíaco que le dedicó el poeta romano Cayo Valerio Catulo a su hermano muerto; las elegías que Sexto Propercio le dedicó a su amante fallecida Cynthia, matriarca de la familia Cornelia; o las elegías que Ovidio escribió sobre su exilio.

El concepto que se tenía de elegía en la antigüedad siguió siendo vigente hasta el silo XVI. Así, por ejemplo, el poeta y clérigo inglés John Donne escribió elegías a la manera antigua; lo que también se puede apreciar en el Libro de Exeter o Códex Exoniensis, que contiene una antología de poesía anglosajona del siglo X en donde se pueden apreciar poemas serios (elegías) como “El lamento de la esposa”, “El vagabundo” y “El marino”. En estos textos, el narrador utiliza un yo lírico para poder hablar de sus propias tristezas y experiencias. De esta manera, los poemas se centran en el individuo y sus circunstancias personales, en oposición a la poesía épica, que habla de las historias de los colectivos.

Algunos ejemplos de elegía moderna los podemos encontrar en poetas como Thomas Gray, en su famosa Elegía escrita en un patio de la iglesia del país

de 1750, y en Alphonse de Lamartine, en su famosa “Le Lac”, comprendida en las Meditaciones poéticas de 1820. En el caso de la literatura en español, la elegía fue adoptada por los españoles durante el Renacimiento a partir de la poesía neolatina italiana, con lo cual imitaron el modelo moderno y no el antiguo. Algunos de los ejemplos más conocidos en lengua castellana de elegía son Coplas por la muerte de su padre, escritas por Jorge Manrique; Elegía del recuerdo imposible, de Jorge Luis Borges; Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, de García Lorca; Algo sobre la muerte del mayor Sabines, de Jaime Sabines; Rusticatio Mexicana, de Rafael Landívar; Oda a Federico García Lorca, de Pablo Neruda; Elegía a Juana la Loca, de García Lorca; Autoelegías, de Luis Perozo Cervantes; Elegía ininterrumpida, de Octavio Paz; y Boletín y elegía de las mitas, de César Dávila Andrade.

En el francés, élégie (elegía) también puede hacer referencia a una obra musical con tonalidades y lírica triste o sombría. Uno de los ejemplos más famosos de este este caso es la Élégie, op. 10, del compositor romántico Jules Émile Frédéric Massenet. En un comienzo, Massenet compuso esta pieza para piano, pensándola como un trabajo de estudiante. Más tarde la compuso como canción y después la incluyó como parte del musical Las Erinias, de Charles Marie René Leconte de Lisle, donde se titulada “la invocación” y era interpretada por una orquesta y un violonchelo solista. Algunos otros ejemplos de este uso del término se pueden encontrar en la Elegía Op. 58 del compositor inglés Sir Edward William Elgar; The Elegy for Strings, del también compositor inglés Benjamin Britten; y Adagio para cuerdas del compositor estadounidense Samuel Barber.