El expresionismo abstracto fue un movimiento artístico desarrollado a mediados del siglo XX en Estados Unidos. Esta es considerada como la primera tendencia propiamente estadounidense, la cual conseguiría hacer de Nueva York el epicentro del arte mundial, reemplazando a París. El término como tal fue utilizado en 1919 por la revista Der Sturn para hablar de ciertas obras del expresionismo alemán y por Alfred Barr en 1929 para hablar de las obras de Vasili Kandinski; aunque no sería sino hasta 1946 cuando el crítico de arte Robert Coates lo emplearía para hablar del arte estadounidense.
Entre las principales características de este movimiento se encuentra el amor por los grandes formatos, siendo el óleo sobre lienzo la técnica preferida; predominancia de los abstracto sobre el arte figurativo; utilización del lienzo como una superficie sin jerarquías, donde todas las partes deben ser rellenadas (all cover); expresión del artista por encima de las tradiciones y las normas del arte; e imperio de los colores primarios, el blanco y el negro.
El expresionismo abstracto tiene su origen en las vanguardias artísticas del siglo XX, principalmente en el cubismo y el surrealismo. Así, la pintura con salpicaduras (dripping) de Jackson Pollock, tiene su origen en el automatismo y la creación espontánea de artistas como Max Ernst, David Alfaro Siqueiros o André Masson. Algunos autores señalan como indispensable en la creación de este movimiento al exiliado Wolfgang Paalen, quien manifestó su entusiasmo por la mecánica cuántica y el arte totémico en su revista DY, teniendo influencia en artistas como Isamu Noguchi, Martha Graham, Barnett Newman y Mark Rothko, entre otros.
Muchos autores todavía no pueden explicarse por qué el expresionismo abstracto tuvo tanta influencia en el arte norteamericano, siendo el realismo social la corriente más importante que existía en las décadas anteriores. Algunos afirman que la crítica social y la llamada a la revolución de los muralistas mexicanos, como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, no fue tolerada por los estadounidenses al ver cómo surgía la Segunda Guerra Mundial y cómo la Unión Soviética se levantaba como el gran rival del país. Así, el expresionismo abstracto fue rápidamente acogido por la crítica y el público en general como un arte innovador, apolítico y propio. Otros autores, como Frances Stonor Saunder en su libro La Guerra Fría Cultural: La CIA y el Mundo de las Artes y las Letras
Las principales corrientes del expresionismo abstracto son:
Action painting: tendencia originada a partir de finales de la década de 1940, enfocada en la espontaneidad del pintor. Así, los artistas de esta tendencia pintaban sin parámetros definidos según sus necesidades expresivas. Algunos de sus principales representantes son Pollock, Norman Bluhm, Franz Kline y Willem de Kooning, entre otros.
Color-field painting: tendencia originada alrededor de 1947, enfocada en el color y sus posibilidades. Así, los artistas de esta corriente pintaban grandes áreas del lienzo de un solo color uniforme. Algunos de los principales representantes del color-field son Mark Rothko, Clyfford Still, Enrico Accatino, Barnett Newman y Ad Reinhardt.
Los principales artistas relacionados con el expresionismo abstracto son:
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