¿Qué es el hedonismo?

El hedonismo es una corriente filosófica que defiende la idea de que la plenitud sólo puede alcanzarse por medio de la satisfacción de los placeres. Para este pensamiento, el placer es el bien supremo. El origen de la palabra proviene del vocablo griego hedone, que puede traducirse como placer, y el sufijo -ismos, que designa una doctrina, sistema o cualidad. Aunque puede emparentarse con el utilitarismo, difiere de este último en la medida en que busca la satisfacción personal y no la de una sociedad. Algunos pensadores han diferenciado tres formas de hedonismo: absoluto, el cual busca la satisfacción de los placeres sensibles; mitigado o eudemonismo, que busca satisfacer los placeres espirituales; y radical, que busca satisfacer todas las formas de placer.

¿Cuál es la historia del hedonismo?

El origen del hedonismo puede rastrearse en la civilización sumeria, dentro de la Epopeya de Gilgamesh. Aquí, Siduri aconseja que debe vivirse divirtiéndose, llenando la barriga, bailando y haciendo música. En el Antiguo Egipto, se creía que lo mejor era disfrutar cuanto se pudiera de la vida porque no sabía qué podía ocurrir después de la muerte. Sin embargo, sería en la Antigua Grecia en donde el hedonismo sería desarrollado propiamente como una doctrina moral. Esta fue la filosofía de la escuela cirenaica, fundada en el siglo 4 a. C. por Aristipo de Cirene, discípulo de Sócrates. El pensamiento de esta escuela radicaba en afirmar que la felicidad era el compendio de todos los placeres, por lo que la satisfacción del placer era el camino para ser feliz. Pese a que Aristipo defendía la idea de que no importaba si se cometían actos inmorales con tal de encontrar la satisfacción, también defendía la idea de que las personas debían ser prudentes y dominar los placeres sin dejarse dominar por estos.

La escuela cirenaica tuvo gran influencia en Epicuro de Samos y los epicureístas, quienes defendían la idea de que la felicidad sólo podía alcanzarse evitando el sufrimiento (ataraxia). Así, la realización personal era posible al satisfacer los deseos personales, aunque Epicuro y sus discípulos diferenciaban tres clases de des eos:

  • Los deseos naturales y necesarios, como dormir, alimentarse, calentarse en medio del frío, etc.
  • Los deseos naturales e innecesarios, como la conversación o el placer sexual.
  • Los deseos artificiales e innecesarios, como la búsqueda de fama, dinero, poder, prestigio, etc.

Para Epicuro de Samos, los primeros debían ser satisfechos de la manera más económica posible; los segundos debían buscarse para satisfacer al otro; y los terceros debían evitarse a toda costa, pues son efímeros y ponen en peligro todo lo demás que se ha conseguido. Este pensamiento tuvo gran relevancia desde su época hasta la Edad Media, cuando varios de sus escritos fueron destruidos. Durante el siglo XVIII y el siglo XIX, surgió el utilitarismo de mano de James Mill, Jeremy Bentham y John Stuart Mill, quienes promulgaban el bien social. Actualmente, el hedonismo puede encontrarse en el pensamiento de autores como el filósofo Michel Onfray o la escritora Valérie Tasso.

¿Cuáles son los principales representantes del hedonismo?

Algunos de los principales representantes del hedonismo son: Ajita Kesakambalï, Epicuro de Samos, Aristipo de Cirene, Jeremy Bentham, Julien Offray de La Mettrie, Aristipo el joven, Lucrecio, Michel Onfray, Teodoro el ateo, Fred Felman, Pierre Gassendi, Zenón de Sidón, Yan Zhu, Chris D’Elia, Metrodoro de Lámpsaco, David Pearce, Esperanza Guisán y Torbjörn Tännsjö.

¿Cuáles han sido las críticas al hedonismo?

Dentro de la fe católica y otras religiones, el hedonismo ha sido fuertemente criticado debido a que atenta contra los valores morales, así como antepone la satisfacción personal a la divinidad. Para la psicología positivista, la búsqueda de la satisfacción de los placeres sólo genera más insatisfacción. Así, el psicólogo estadounidense Martin E. P. Seligman propone que la plenitud sólo se alcanza en la búsqueda de aquello que es superior al propio ego. Por otro lado, para el filósofo G. E. Moore, el bien puede tener muchas formas más allá del placer.