El nihilismo es la filosofía que niega todo dogma religioso, moral e intelectual, argumentando que tales cosas no tienen sentido para la vida. Así, rechaza las creencias, las costumbres, los valores y las políticas porque la vida no tiene un propósito o un fin determinado. A pesar de que el término fue popularizado por el escritor ruso Iván Turguénev en Padres e hijos, novela publicado en 1862, este posee antecedentes en el mundo antiguo y tiene su desarrollo en el pensamiento filosófico de los siglos posteriores. Nihil es un vocablo latino que puede traducirse como nada.
Así, el origen de esta idea de negación de toda autoridad puede rastrearse en el sofista Gorgias, quien aseguraba que nada existía, y que, si algo existiera, no sería cognoscible para el hombre; y si llegara a ser cognoscible, sería incomunicable. De igual forma, puede evidenciarse en la Escuela Cínica fundada por su discípulo, Antístenes, cuyo máximo exponente es Diógenes de Sinope, famoso por vivir en una tinaja y por protagonizar anécdotas en las que se burlaba de personajes como Platón o Alejandro Magno. Igualmente, puede rastrearse en las enseñanzas de buda, cuya meta última, el nirvana, puede definirse como un lugar en el que las personas se desapegan de todo, el final de la muerte, y del cual no reaparece. Es decir, luego de la muerte no se renace Es por esto que algunos de sus críticos veían en él a alguien que enseñaba la autodestrucción del ser. También puede verse en el texto hebreo Eclesiastés.
El término nihilismo apareció por primera vez con Friedrich Heinrich Jacobi, quien decía que el racionalismo, por reductio ad absurdum, era en nihilismo. Luego el término fue adoptado por el novelista ruso Ivan Turgenev y el por el movimiento nihilista, que se desarrolló en la década de 1860 en Rusia. De esta manera, se gestó una filosofía en la juventud rusa que rechazaba el arte que no tenía propósito social, así como a aquellos que maltrataban a sus mujeres y a sus siervos para luego escribir poemas sobre la belleza. Después, esta contracultura se volvió un movimiento revolucionario a partir de El catecismo de un revolucionario, de Sergei Nechayev, que culminó con el asesinato de Alejandro II, zar de Rusia, y el fin del movimiento. El nihilismo luego se extendió por Europa de mano de Mikhail Bakunin y se fusionó con el socialismo gracias a Nikolay Chernyshevsky. Así, este movimiento nihilista tuvo como principales autores y exponentes a Dmitry Karakozov, Mikhail Muravyov y Sergey Nechayev.
El nihilismo también fue propuesto por Kierkegaard en su nivelación, proceso por el cual el individuo suprimía todo aquello que fuera significante para la vida. De esta forma, este nihilismo supone la preexistencia de elementos significativos, por lo que difieren del nihilismo original que postula que nada ha tenido significado nunca. El concepto luego fue retomado por Nietzsche de múltiples formas durante sus escritos. Este afirma que nos encontramos en un perpetuo estado nihilista por la muerte de Dios, pues las verdades propuestas por el cristianismo ya no rigen la vida humana. Así que el hombre se encuentra en medio de un mundo sin significados trascendentes donde todo está permitido. Heidegger aúna el nihilismo nietzscheano con su propia filosofía para demostrar la pérdida de los grandes valores es en realidad la Voluntad de poder. También afirma que, dado que la metafísica se ha olvidado del estudio del ser, puede decirse que esta es una historia de la destrucción del mismo.
Dentro del posmodernismo, el nihilismo ha tenido lugar como el rechazo a los fundamentos de la cultura Occidental, buscando descentralizar las disciplinas y el conocimiento. No obstante, el deconstruccionismo no puede verse como la negación de la verdad, sino como una nueva forma de acercase a esta a partir de la responsabilidad con el otro. Lyotard entiende que la historia se cuenta a partir de las ideologías y los sistemas en los que fue desarrollada, conocidas como meta-narrativas. El rechazo a estas implica el rechazo a los sistemas pasados, por lo que puede verse como una forma de nihilismo. Por su parte, Ray Brassier, dice que la filosofía ha tratado de alejarse del nihilismo por la desesperación que trae consigo el conocer que la vida no tiene significado, cosa que es innecesaria y artificial. Así, recomienda la lectura de Paul Churchland, Alain Badiou, Thomas Metzinger y François Laruelle, autores que no temen al vacío.