La fuerza de los huesos empobrece paulatinamente con la edad, Lo cual, asociado al mayor riesgo de caídas, hace que las fracturas sean más habituales en las personas de la tercera edad. Pero las fracturas también son frecuentes en la niñez, ya que los niños son menos racionales a los posibles riesgos. Otros factores negativos son las deficiencias hormonales y alimenticias, la falta de ejercicio y el exceso de peso.

Fracturas

Las fracturas varían desde una ligera grieta en la superficie ósea hasta una rotura parcial o completa del hueso.

Las fracturas pueden deberse a un impacto súbito a una comprensión o una tensión repetida. Las fracturas con traslado o desplazamiento, de las que existen varios tipos según el ángulo y la fuerza del golpe, se originan cuando las áreas rotas de un hueso son quitadas de sus posiciones normales. Las fracturas por compresión se dan al aplastarse un hueso esponjoso como el de las vértebras. Las fracturas por tensión se originan cuando los huesos están sometidos a un esfuerzo cotidiano o prolongado; son comunes en los corredores de fondo y en las personas de la tercera edad, en quienes el esfuerzo tan enorme puede causar una fractura. Las complicaciones alimenticias y algunas dolencias crónicas como la osteoporosis, que debilita los huesos, aumentan la posibilidad de sufrir fractura. Si el hueso roto persevera debajo de la piel, la fractura es cerrada o simple y el riesgo de infección es escaso. Si los extremos de los huesos fracturados atraviesan la piel (fractura abierta o complicada), existe el riesgo de que entre suciedad en el tejido óseo y lo infecte.

  • Reparación de Huesos: Pese a su apariencia seca, quebradiza e incluso muerta, el óseo es un tejido activo con un amplio suministro de sangre y con su propia capacidad de reparación. Después de una fractura, la sangre se coagula como en cualquier zona del cuerpo, y el tejido fibroso reparan la rotura y finalmente restauran la fuerza del hueso. Aun así, a menudo se necesita tratamiento médico para asegurar la eficacia del proceso de reparación. Si un hueso se ha desplazado, puede emplearse anestesia para devolverlo a su lugar normal (reducción) y también inmovilizar al hueso para que sus extremos se curen de la forma correcta.

Fracturas de la columna

La mayoría de estas lesiones se deben a compresión, rotación o flexión excesivas, más allá de la posibilidad normal de movimiento de la columna.

Muchas lesiones de la columna son poco importantes y se reducen a un leve hematoma. Sin embargo, una caída grave o un accidente pueden luxar o fracturar una o más vértebras. Si resultan dañados la médula o los nervios espinales, el resultado puede ser la perdida funcional o de la sensibilidad, o incluso una parálisis si el daño es grave, especialmente en la zona del cuello. Las enfermedades óseas, como la osteoporosis, pueden afectar a la columna e incrementar el riesgo de fracturas. El resultado de una fractura de columna depende de si es estable o inestable, y en el segundo caso es más probable la lesión de la médula o los nervios espinales.

  • Fractura Estable: La fractura de una apófisis transversa suele revestir escasa gravedad porque la vértebra permanece estable: no se mueve de su sitio normal para dañar los nervios. Las vértebras lumbares son la más comúnmente afectadas.
  • Fractura Inestable: si los ligamentos se desgarran durante una flexión o una rotación extremas, las vértebras pueden desalinearse, lo que hace peligrar la estabilidad de la columna y puede provocar una lesión permanente de la médula espinal o de los nervios.