Los cambios estructurales, bioquímicos o eléctricos en el encéfalo y la médula espinal, o en los nervios que parten de ellos, pueden inducir a trastornos como parálisis, debilidad, crisis epilépticas, pérdida de la coordinación o de la sensibilidad. No obstante, el mayor conocimiento de cómo trabaja el cerebro ha permitido mejorar algunos procedimientos, algunas dolencias habituales son prácticamente incurables y sólo admiten un tratamiento paliativo.

Epilepsia

Las periódicas crisis o breves episodios de alteración de la conciencia vienen provocadas por una actividad eléctrica anormal del cerebro.

Su origen es a menudo desconocido, pero en algunos casos puede corresponder a un trastorno cerebral tal como un tumor o un absceso, a una lesión en la cabeza, a un ictus o a un desequilibrio químico. Las crisis epilépticas pueden ser generalizadas o parciales, según la extensión de cerebro afectada por la actividad eléctrica anormal, hay dos tipos de crisis generalizadas. En la crisis tónica-clónica, el cuerpo se inmoviliza antes de que empiece los movimientos descontrolados de trono y extremidades que pueden durar hasta varios minutos. En las ausencias típicas, que afectan sobre todo a los niños, el paciente puede perder momentáneamente la conciencia del mundo exterior pero no sufre lipotimia.

Enfermedad de Parkinson

La degeneración de células es una parte del cerebro citada sustancia negra induce temblores y problemas de movimiento que empeoran progresivamente.

Regularmente las células de la sustancia negra producen dopamina, un neurotransmisor que actúa junto con otro, la acetilcolina, para el ajuste fino del control muscular. En el Parkinson se reducen los niveles de dopamina frente a los de acetilcolina, lo que tiene efectos adversos en el control muscular. El tratamiento consiste en fármacos que aumentan la actividad de la dopamina o reducen la de la acetilcolina; los fármacos calman los síntomas, pero no pueden detener el avance de la enfermedad. Hay algunos casos es apropiado operar si la enfermedad no responde a los fármacos. En otros casos muy concretos puede ser efectiva la estimulación profunda del cerebro.

Esclerosis Múltiple

El deterioro gradual de los nervios del encéfalo y de la médula espinal incita debilidad y problemas de sensibilidad y de visión.

La esclerosis múltiple (EM), corresponde al deterioro por el sistema inmunológico de las vainas de mielina que resguardan las fibras nerviosas, lo que afecta al manejo de los impulsos nerviosos. Sus numerosos síntomas afectan a la sensibilidad el movimiento, las funciones corporales y el equilibrio, el deterioro de los nervios de la médula, por ejemplo, puede afectar al equilibrio. En algunas personas, los síntomas pueden durar días o semanas y desaparecer durante meses o incluso años. La EM es incurable, pero el interferón beta puede ayudar a alargar los periodos de remisión y abreviar las crisis. Por lo demás, muchos síntomas pueden aliviarse con los fármacos.

Demencia

La reducción del número de células cerebrales se traduce en disminución del tejido cerebral y deterioro consiguiente de las facultades mentales.

La demencia es una composición de pérdida de memoria, confusión y declive intelectual generalizado. Si bien, suele darse en mayores de 65 años, a veces afecta a las personas jóvenes. En las fases iniciales se tiende a la ansiedad o a la depresión debido a la conciencia de la perdida de la memoria. Al empeorar la demencia suele desarrollar la dependencia de otras personas hasta que finalmente ésta se vuelve absoluta, no siendo raro que los cuidadores necesiten apoyo psicológico.

  • Enfermedad de Alzheimer: Es la forma de demencia más común. El deterioro del cerebral se debe a una producción anormal de la proteína amiloide, la cual se acumula en el cerebro. Aunque esta dolencia sigue siendo incurable, su avance puede frenarse con fármacos en algunos pacientes.