Para la vida es muy importante contar con los enlaces covalentes. Las moléculas biológicas deben funcionar en un medio acuoso o húmedo en donde los enlaces iónicos se rompen con facilidad, los átomos de la mayoría de las moléculas biológicas como, por ejemplo, las proteínas, los azucares y la celulosa, se conservan unidas por los enlaces covalentes. El hidrógeno, el carbono, el oxígeno, el nitrógeno, el fósforo y el azufre, son los átomos más frecuentes, se encuentran en las moléculas biológicas. El hidrógeno puede formar un enlace covalente con un átomo más: el oxígeno y el azufre consiguen hacerlo con dos o átomos más; el nitrógeno con tres, el fósforo y el carbono con cuatro. Sin embargo, para el fósforo solo tiene tres espacios en su capa externa, puede formar hasta cinco enlaces covalentes con cuatro átomos más. Dicha novedad de enlaces permite construir moléculas biológicas con variedad y complejidad enormes.
Radicales libres reactividad y daños en la células
Varias reacciones, en particular aquellas que se lleva a cabo en las células que procesan energía, originan moléculas que poseen átomos (con frecuencia oxígeno), con uno o más electrones impares en sus capas externas. Este tipo de molécula, que se conoce como (radical libre), es muy inestable. La mayoría de los radicales libres reaccionan simplemente con moléculas cercanas, atrayendo electrones para sus capas externas. Pero cuando un radical libre quita un electrón de la molécula que aborda crea un nuevo radical libre y empieza una reacción en cadena que puede conducir a la destrucción de moléculas biológicas que son esenciales para la vida. La muerte celular provocada por radicales libres contribuye a una amplia gama de padecimientos humanos, entre los que se destacan enfermedades del corazón y trastornos del sistema nervioso como el mal de Alzheimer. Mediante el daño que causan al material genético, los radicales libres pueden inducir ciertas formas de cáncer. Los científicos creen que el deterioro gradual del cuerpo que acompaña al envejecimiento es la consecuencia, al menos de una parte de la acumulación del daño de los radicales libres durante la vida de exposiciones a la radiación solar.
La radiación, los gases de combustión y los metales de industriales (en especial mercurio y plomo), también pueden ingresar al cuerpo humano y crear radicales libres. Favorablemente, algunas moléculas conocidas como (antioxidantes), reaccionan con los radicales libres y luchan con el daño que se ocasiona. El cuerpo humano sintetiza varios antioxidantes y otros se obtienen mediante una dieta saludable. Las vitaminas E y C, son antioxidantes al igual que en muchas frutas y verduras.