¿Qué es el fascismo?
El fascismo es una ideología política autoritaria y nacionalista implantada por un dictador, quien gobierna el Estado a partir de una normativa férrea en cuestiones económicas y sociales, suprimiendo toda oposición por la fuerza. Está usualmente caracterizada por la exaltación de la patria y la raza como medio para suprimir las minorías y movilizar las grandes masas. Este movimiento surgió en Italia durante el siglo XX de mano de Benito Mussolini, se desarrolló con Adolf Hitler y se extendió rápidamente por toda Europa y luego por el mundo. El origen de la palabra proviene del vocablo italiano fascio, derivado del latín fasces, que designaba el poder de los magistrados romanos. Sin embargo, no hay un consenso sobre la definición de fascismo.
¿Cuáles son las principales características del fascismo?
Las principales características del fascismo son:
Ideales confusos: pese a que muchos gobiernos fascistas quisieron encontrar en la ciencia y el arte justificaciones para sus posturas, lo cierto es que muchas veces no había una idea clara sobre lo que se quería. Así, no se logró en la mayoría de los casos un consenso sobre los valores que se estaban promulgando. Algunos de los autores relacionados a la ideología fascista fueron Gabrielle D’Annunzio, Curzio Malaparte, Luigi Pirandello y Filippo Tommaso Marinetti en Italia; Martin Heidegger, Carl Schmitt y Ernst Jünger en Alemania; Louis-Ferdinand Céline, Pierre Drieu La Rochelle y Robert Brasillach en Francia; Eugenio D’Ors, Ernesto Giménez Caballero, Dionisio Ridruejo y Pedro Laín Entralgo en España; Knut Hamsun en Noruega, Mircea Eliade en Rumania y Ezra Pound en Estados Unidos.
Nacionalismo de los vencidos: el fascismo triunfó en aquellos países que habían sido humillados por su derrota en la Primera Guerra mundial u otros conflictos. De esta forma, este pensamiento se erigió a partir de la decepción de los ciudadanos con su Estado y sus gobernantes, configurándose como el camino a la salvación y la venganza por los agravios sufridos.
Componente social: pese a que el fascismo no tenía dentro de sus objetivos la caída del capitalismo, la destrucción del libre mercado y la abolición de la propiedad privada, buscó eliminar las diferencias de clases y constituir sindicatos a partir de políticas paternalistas.
Identidad, raza y etnia: el fascismo en países como Alemania se sustentó en la exaltación de la raza a través de textos literarios y mitológicos, los cuales señalaban la raza aria como superior a las demás. Debido a esto, cayó sobre las minorías, como los judíos, toda la culpa de los problemas de la sociedad. No obstante, el antisemitismo estaba presente en varios países europeos desde la Edad Media
Natalidad, virilidad y cultura agraria: el fascismo promovió los valores tradicionales y la cultura del campo para mantener las ideas de la familia tradicional y los roles de género, así como para incentivar el incremento de la tasa de natalidad.
Totalitarismo: el fascismo es una forma de gobierno totalitaria, pues busca estar presente en todos los aspectos de la sociedad y del individuo. De esta forma, las personas pierden su libertad y pasan a ser dependientes del Estado.
Imperialismo: otra de las principales características del fascismo es la intención de extender su territorio hacia otros países. Esto se ve justificado por acontecimientos históricos o fuentes mitológicas que señalan la existencia precedente de un territorio más amplio.
¿En qué países se ha implantado el fascismo?
Algunos de los países en los que se ha implantado el fascismo o ha habido brotes de este son: Alemania, Austria, Suiza, Rumania, Bulgaria, Grecia, Hungría, Croacia, Albania, Eslovaquia, Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Suecia, Dinamarca, Bélgica, Holanda, Noruega, Francia, España, Portugal, Reino Unido, Irlanda, Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, China, Líbano, Tailandia, Sudáfrica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Uruguay.
