¿Qué es la arroba?

La arroba (@) es un símbolo utilizado ampliamente en internet y las nuevas tecnologías para representar a un usuario, como sucede en Twitter, Instagram y otras redes sociales y páginas web. Este símbolo se utiliza en las direcciones de correo electrónico para separar el nombre del usuario del nombre del servidor. Dada la estrecha relación que guarda con el mundo del internet, se le ha establecido como símbolo por antonomasia de este. Por ello lo podemos encontrar en los cibercafés y en las zonas y lugares donde se puede acceder a la red. El término arroba tiene su origen en el árabe ar-rub (الربع), que hacía referencia a la cuarta parte de algo; en el español, de forma similar, se usaba como unidad de medida de masa, correspondiente a 25 libras (11,502 kilogramos); mientras que en inglés se le conoce como At sign, que significa “junto a”, “en” o “a”.

Si bien el origen del símbolo de la arroba no está claro, lo más probable es que se usara como una abreviación caligráfica y después tipográfica, representando la preposición ad del latín o la conjunción at. Esto se puede ver en la escritura gótica cursiva del castellano, principalmente en la escritura procesal, donde hace referencia al dígrafo an. No obstante, en el año 2000 el profesor Giorgio Stabile, adscrito a la Universidad La Sapienza, afirmó haber descubierto una arroba más antigua que significaría “un ánfora”, una medida de capacidad usada antiguamente. Stabile descubrió la arroba en una carta que envió el mercader italiano Francesco Lapiun a alguien en Roma desde Sevilla alrededor de 1536. Así, la arroba haría referencia a las vasijas de arcilla en las que se comerciaban vinos, granos y cereales, entre otros productos.

Sin embargo, el periodista e historiador español Jorge Romance encontró un documento de 1448 que lleva una arroba. Este es conocido como Taula de Ariza, y la arroba se utiliza de la misma forma que la descrita arriba. Por tanto, se puede inferir que el símbolo de la arroba era utilizado con frecuencia en el siglo XV. Así, se sabe que la arroba se usó en España, principalmente en Aragón, Castilla, Cataluña y Sevilla; Italia, principalmente en Florencia; Francia y otras partes del Mediterráneo, donde floreció el comercio. Si bien el uso de la arroba fue menguando con el tiempo, fue incluida en los teclados de algunas máquinas de escribir del siglo XIX e incluso algunas del siglo XX.

El uso con el cual se le conoce actualmente fue desarrollado por el programador estadounidense Ray Tomlinson en 1971, cuando introdujo la arroba al primer sistema de correo electrónico. Ray necesitaba un símbolo que diferenciara al usuario del dominio o el servidor, para lo cual uso la arroba, pues era un símbolo popular dentro del comercio e incluso algunas máquinas de escribir y teclados lo tenían. Así, aprovechó que este símbolo ya estaba dentro del hardware y que no tenía un uso frecuente y desarrolló el formato usuario@dominio. De esta manera, los usuarios no debieron comprar nuevos teclados para sus computadores. Así, utilizando la arroba envió el primer correo electrónico, diferencian el envío de mensajes locales y remotos con este símbolo.

Además de la informática, la arroba se usó dentro de las matemáticas y la ingeniería para representar el área, aunque esto ha caído en desuso. Entretanto, en el mundo científico anglosajón se usa para mostrar que una medición o una premisa es válida. También se intentó utilizar para desarrollar un lenguaje inclusivo que reemplazara las vocales que denotaran un género gramatical “a” y “o”. De esta forma, algunas personas, principalmente en redes sociales, usaron palabras como tod@s o nosotr@s para hacer referencia a ideas y colectivos no binarios e inclusivos. Este uso de la arroba se dio principalmente en las lenguas con género gramatical diferenciado para el plural, como el portugués, el francés y el español. Sin embargo, en la actualidad ha caído en desuso por otras variaciones, como el reemplazo de las vocales ya mencionadas por la letra “e”. De todas formas, la Real Academia de la Lengua Española no recomiendo el uso de ninguna de estas formas, pues el español sí cuenta con un género gramatical neutro para el plural.