¿Qué es la violencia doméstica?

La violencia doméstica, también conocida como violencia intrafamiliar, es la violencia que ejerce el miembro de una familia hacia otra persona de su mismo hogar, con quien comparte, usualmente, un vínculo parental. Dentro de este concepto de violencia se pueden encontrar distintas formas, como las agresiones físicas, el abuso sexual, el maltrato psicológico, el robo de pertenencias, la violencia económica, la indiferencia, el abandono, el secuestro y la violación a la libertad de expresión, entre otras formas. El maltrato puede ocurrir entre los diferentes miembros de una familia, partiendo de los padres a los hijos, de los hijos a los padres, del esposo a su cónyuge o viceversa, entre otros casos.

La violencia doméstica puede engendrarse por distintos motivos, como puede ser la escasez o falta de recursos económicos, que usualmente genera estrés en las personas encargadas del sustento y que incrementa las posibilidades de que estas se descarguen con sus familiares. Otro origen puede encontrarse en las tradiciones culturales y religiosas donde es lícito el maltrato intrafamiliar, usualmente como una forma de corregir a los hijos, a la esposa o a otros familiares. Un claro ejemplo de esto son los altos índices de violencia ejercida contra la mujer en países con poblaciones mayoritariamente islámicas, como Afganistán, Jordania, Uzbekistán, Tayikistán y Malí.

¿Cuáles son los tipos de violencia doméstica?

La violencia doméstica se puede manifestar de las siguientes formas:

Violencia psicológica: también conocida como violencia emocional, es el tipo de maltrato que busca humillar a la otra persona, afectando su autoestima, haciéndola sentir insegura y desestabilizándola emocionalmente. A diferencia de otras formas de maltrato, esta violencia es más difícil de percibir, pues se manifiesta a través de gritos, palabras hirientes, situaciones que ponen en ridículo a la víctima e insultos.

Violencia contra el adulto mayor: es el tipo de maltrato que se ejerce contra las personas de la tercera edad. Esta violencia puede ser física, psicológico o económica. Así, es común que se le encargue a la abuela el cuidado de la casa mientras los demás miembros de la familia estudian o trabajan; aunque en muchos casos esta carga es excesiva, más para su edad. También se da el caso en el que los abuelos son prácticamente ignorados por el resto de familiares. Además, se han documentado casos de abandono.

Violencia contra la pareja femenina: es el tipo de maltrato que se ejerce contra la esposa por parte de su cónyuge y que hace parte de la violencia de la mujer. La violencia, al igual que el caso anterior, puede ser física, psicológica, sexual o económica. En muchos países, por razones culturales y religiosas, los hombres acostumbran a golpear a sus mujeres para reprenderlas por sus errores y para mantener el control y el poder dentro del hogar. Además de esto, muchos hombres también humillan a sus parejas y en muchos casos las obligan a realizar acciones en contra de su voluntad. Sumado a esto, también se han documentado casos en los que la mujer es privada de su libertad por depender económicamente de su marido.

Violencia contra la pareja masculina: es el tipo de maltrato que se ejerce contra el esposo por parte de su cónyuge. Al igual que en el caso anterior, la violencia puede ser física, psicológica, sexual o económica. Si bien hay muchos estudios que teorizan una simetría entre los datos de agresión doméstica entre hombres y mujeres, otros señalan que las cifras son desiguales y que, según estos, en la mayoría de los casos las mujeres actúan en defensa. Lo que sí es cierto es que, con mayor prevalencia que las mujeres, los hombres temen hacer denuncias sobre este problema para no ser juzgados y ridiculizados por la sociedad.

Violencia contra el niño: es el tipo de maltrato que se ejerce contra los hijos, principalmente con fines correctivos. Para este último caso, la violencia es física y psicológica; aunque también hay casos de niños que han sido abusados sexualmente por esta y otras razones. El problema con este tipo de violencia es que sigue siendo vista por muchos sectores de la sociedad, que recuerdan su propia educación a base de violencia. Contrario a lo que estas personas creen, la violencia contra los niños no forja el carácter ni les ayuda a entender mejor, sino que les crea situaciones de estrés que se pueden provocar problemas de sueño, ansiedad, depresión, irritabilidad, falta de atención, problemas de aprendizaje, problemas para socializar y problemas para controlar los esfínteres.

Violencia contra el adolescente: es el tipo de maltrato que se ejerce contra los adolescentes, motivados por los cambios psicológicos, biológicos y sociales que adolecen durante esta etapa de su vida. Los adolescentes son más propensos a sufrir depresión y ansiedad por el temor al futuro, la creciente responsabilidad y la necesidad de tomar grandes decisiones. Todo esto hace que su comportamiento cambie drásticamente, sumado a sus cambios hormonales, por lo que muchas veces no son comprendidos por los adultos y por sus demás familiares, desembocando en episodios de violencia física, verbal, psicológico o incluso sexual.

Violencia filio-parental: es el tipo de maltrato que ejercen los hijos contra sus padres. Esta violencia puede ser física, verbal, psicológica o económica, cuando los padres dependen de sus hijos ya mayores para su sustento. Este tipo de maltrato es más frecuente cuando el hijo es adolescente o cuando es mayor, porque comienza a rivalizar con los padres respecto a su dominio en el hogar y a su forma de ver el mundo. Esto último es usual debido a la incompatibilidad entre los valores de una generación y los de otra, aunque esto no excusa la violencia. Además de esto, la violencia filio-parental también puede ser ejercida como una forma de venganza de los hijos por el maltrato y los abusos sufridos durante su infancia.