¿Qué es el geocentrismo?
El geocentrismo, también conocido como modelo geocéntrico, teoría geocéntrica o modelo ptolemaico, era un sistema astronómico según el cual todo el universo tenía por centro a la Tierra. De esta manera, los cuerpos celestes giraban alrededor de nuestro planeta, incluido el Sol y los demás miembros del sistema solar. Si bien varias teorías geocéntricas se han desarrollado desde la Antigüedad, la más famosa de todas se impuso desde el siglo II d. C., cuando el astrónomo y matemático griego Claudio Ptolomeo la propuso en su tratado Almagesto, hasta entrado el siglo XVI, cuando fue reemplaza por el sistema heliocéntrico propuesto por el astrónomo polaco Nicolás Copérnico.
El origen de este pensamiento se puede rastrear en las principales formulaciones astronómicas de la Antigua Grecia: la defendida por Anaximandro, quien proponía que la Tierra era un cilindro con algunos agujeros por donde entraba la luz del fuego oculto, es decir, las estrellas y el Sol; y la defendida por los pitagóricos, quienes proponían que la Tierra tenía forma esférica, tal y como lo demostraba su sombra durante los eclipses, y que esta se movía alrededor de un fuego invisible. De esta manera, las personas más educadas de la época pensaban, al combinar los elementos de una y otra teoría, que la Tierra era una esfera en el centro del universo.
Más tarde, Platón y Aristóteles trataron la cuestión y plantearon los primeros esbozos del geocentrismo. Así, Platón propuso que alrededor de la tierra giraban los demás planetas, el Sol y las estrellas, formando círculos celestiales que tenía este orden, del más cercano al más lejano: Luna, Sol, Venus, Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno y las demás estrellas. Por su parte, Aristóteles propuso, basado en el sistema desarrollado por Eudoxo, que la Tierra estaba encerrada por varias esferas giratorias de éter, cada una de las cuales tenía fija un planeta o una estrella. No obstante, pese a la popularidad de la que gozaba la teoría de las esferas, esta tenía varias falencias que la llevaron a su declive.
Fue en este momento cuando el modelo de Ptolomeo se impuso ante los demás, pues resolvió los problemas de la duración de las revoluciones y de la retrogradación y luminosidad inconstante de los planetas a través del modelo epiciclo-deferente de Apolonio. El modelo de Ptolomeo
No obstante, el geocentrismo convivió con otras teorías que rechazaban sus postulados, como la teoría propuesta por los ya mencionados pitagóricos o los primeros estudios sobre heliocentrismo realizados por Aristrarco de Samos y su discípulo Seleuco de Seleucia. Así, se fue desarrollando un pensamiento paralelo que tuvo su mayor visibilidad cuando Copérnico publicó su De revolutionibus orbium coelestium, donde defendía que el centro del universo en realidad era el Sol. A pesar de que la obra fue rechazada por las autoridades del momento, principalmente por ir en contravía de los valores religiosos imperantes, esta fue ampliada por Johannes Kepler, quien introdujo la idea de las órbitas elípticas al realizar observaciones con el telescopio ideado por Galileo Galilei. De esta manera, se instituyó el heliocentrismo hasta la década de 1920, cuando se precisó que el Sol no era el centro del universo sino solamente de nuestro sistema estelar.