Para comprender la organización y el funcionamiento del cuerpo humano, es comparado con el de una maquina en este caso una “maquina viviente”, contempla al cuerpo humano como una serie de sistemas compuestos. Cada sistema desempeña un rol o tarea principal: en el Sistema Cardiovascular; por ejemplo, el corazón bombea sangre a través de los vasos sanguíneos para aportar oxígeno y nutrientes esenciales a cada parte del cuerpo.
Los sistemas se componen de partes denominadas órganos: estómago, intestino delgado, intestino grueso e hígado, por ejemplo, son órganos del Sistema Digestivo. A su vez, los órganos están hechos de tejidos y estos, de células.
Aunque las células suelen considerarse como las unidades productivas del cuerpo, no son comparables a los fríos elementos de una pared, sino que, activas y dinámicas, crecen y se especializan sin tregua, funcionan, mueren y se renuevan a razón de millones por segundo. El cuerpo entero está comprendido por unos 100 millones de células de al menos de 20 tipos distintos. Las ciencias naturales penetran cada vez más en su interior, dentro de los orgánulos de las células y mucho más allá, hasta los últimos componentes de la materia común, las moléculas y los átomos.
Es decir, aunque existan discrepancias en el parecido externo de cada ser humano, todos los cuerpos contienen los mismos rasgos básicos. La forma exterior del cuerpo humano depende de los genes que cada persona apacienta, esto hace que el tamaño del esqueleto, la forma de los músculos, el espesor de la capa de grasa que se ensancha sobre la piel, la elasticidad o flacidez varié; también la edad de cada individuo y el sexo influya. Como, por ejemplo, los hombres tienden a ser más altos que las mujeres, con hombros más amplios, más vello corporal y un patrón de los depósitos grasos debajo de la piel diferente; el cuerpo de la mujer tiende a ser menos fornido y tiene una pelvis más fina y más ancha para facilitar la gestación.