¿Cuál es la historia del Himno Nacional Mexicano?
El Himno Nacional Mexicano, también conocido como «Mexicanos, al grito de guerra», es, junto a la bandera y el escudo, uno de los tres símbolos patrios de México. Este fue escrito por el poeta y dramaturgo mexicano Francisco González Bocanegra en 1853, musicalizado por el concertista y compositor español Jaime Nunó Roca en 1854 y aprobado como himno oficial en 1854. Si bien no hay indicios de un himno o canción nacional entre las culturas prehispánicas de México, sí se pueden encontrar himnos religiosos y cívicos durante la colonia, dedicados a los Santos regionales o a las autoridades del momento. De esta manera, puede decirse que un antecedente del himno de México es el himno de España, la Marcha Real, compuesto por el oboísta y director Manuel Espinosa de los Monteros, el cual se podía escuchar en ceremonias y actos públicos.}
Más tarde, cuando México logró su independencia de España en 1821, se consolidaron como símbolos patrios la bandera y el escudo, aunque no un himno. Al parecer, este no se veía como una necesidad en aquel momento. Es por ello que en la posesión de Agustín de Iturbide se cantó una versión del Veni Creator, un himno cristiano que habla del Espíritu Santo en latín. Y más tarde, varios presidentes ocuparon su cargo sin que se cantara himno alguno. Pese a ello, en el siglo XIX se pueden encontrar varios himnos informales, como el compuesto por José Torrescano durante la Guerra de Independencia, el que compuso José María Garmendía con Iturbide como figura central o el que compuso Eusebio Delgado en honor a Antonio López de Santa Anna. No obstante, la primera propuesta seria del gobierno para encontrar un himno surgió luego de la Guerra Mexicana-Estadounidense, cuando José Joaquín de Herrera convocó un concurso para buscar una letra que acompañara la música del pianista austriaco Henri Herz. Pese a tener grandes personalidades como jurado, el ganador del concurso fue el estadounidense Andrés David Bradburn, con un himno que fracasó rotundamente.
Luego de este himno, apareció otro concurso convocado por la Academia de San Juan de Letrán para musicalizar un poema del escritor cubano Juan Miguel Lozada, ganado por el compositor francés Robert Nicolas Charles Bochsa; pero el resultado fue el mismo. A estos dos concursos les siguieron propuestas de autores como José María Garmendia, Fernando Calderón y Beltrán, Mariano Elízaga, José María Heredia y Francisco Manuel Sánchez de Tagle
El himno, con la letra de Bocanegra y la música de Nunó Roca, fue presentado al público el 15 de septiembre de 1854 en el Teatro Santa Anna, dirigido por Giovanni Bottesini, interpretado por Claudia Florentini y Lorenzo Salvi, y con coros de Pedro Carvajal y René Masón. A pesar de que en esa fecha se tocó por primera vez, se considera que no fue su estreno oficial porque Santa Anna estaba ausente. Así, el estreno “oficial” ocurrió al día siguiente con la interpretación de Lorenzo Salvi y Balbina Steffenone. A diferencia de todas las demás canciones patrióticas, este himno fue un éxito inmediato. Sin embargo, tras la revolución de Ayutla el himno dejó de interpretarse porque los políticos gobernantes eran contrarios a Santa Anna. Estos preferían, por su parte, La Marsellesa; mientras que la gente comenzó a preferir La Marcha de los Cangrejos, compuesta por Guillermo Prieto. Pese a que esta canción fue tocada delante del mismo emperador Maximiliano, el himno santanista volvió a ser oficial tras la presidencia de Sebastián Lerdo de Tejada y de Porfirio Díaz.