¿Cómo fue el juicio de Sócrates?

El filósofo griego Sócrates fue uno de los filósofos más conocidos de la antigüedad por sus planteamientos y pensamiento. Este filósofo nació en Alopece, Antigua Atenas, en el año 470 a. C. y fue enjuiciado y condenado a muerte en el año 399 a. C. por el gobierno democrático de Atenas. Los cargos que se adujeron en su contra fueron la falta de creencia en los dioses y la corrupción de los jóvenes atenienses. Según afirmaron Platón y Jenofonte, este fue uno de los juicios más famosos de la Antigüedad, pues Sócrates contaba con una gran popularidad en la época. Es por ello que puede encontrarse como un personaje de gran importancia en la comedia Las nubes, de Aristófanes, y en varios de los diálogos de Platón, conocidos actualmente como diálogos socráticos.

Los tres ciudadanos que presentaron estos cargos contra Sócrates fueron Ánito, Meleto y Licón, y los jueces fueron sorteados mediante una lotería entre un grupo de ciudadanos voluntarios (tres hombres, pues la ciudadanía no se otorgaba a mujeres, extranjeros ni esclavos). Finalmente, el jurado estuvo conformado por 501 ciudadanos, de los cuales 280 aprobaron condenarlo y 221 votaron por absolverlo. Mientras Sócrates propuso pagar su condena con una comida gratuita en el Pritaneo, una multa de 100 dracma o 1 mina de plata, que representaba una quinta parte de su fortuna porque era pobre; pero su acusador propuso que se le condenara a muerte. Si bien Sócrates tuvo la oportunidad de huir, tal y como se lo sugirieron sus discípulos, este decidió quedarse y afrontar la pena para honrar sus principios. De esta manera, Sócrates aceptó una taza llena de cicuta y se la bebió, convirtiéndose a sus 70 años en uno de los grandes mártires de la historia.

En específico, se condenó a Sócrates por asebeia (impiedad), pues no quiso reconocer como suyos a los dioses de la ciudad e intentó introducir nuevos dioses, lo cual estaba prohibido en Atenas; también se le condenó por introducir a los jóvenes, a sus discípulos, en el pensamiento filosófico, que ponía en duda las leyes y todas las cuestiones que eran tomadas como ciertas a priori. El juicio fue documentado por Platón en su Apología de Sócrates y por Jenofonte de Atenas en su Apología de Sócrates al Jurado, quienes lo conocieron personalmente y fueron además destacados discípulos de su pensamiento que más tarde serían reconocidos como grandes filósofos también. Además de estas obras realizadas inmediatamente después de los hechos, también se han realiza interpretaciones contemporáneas sobre este acontecimiento histórico, como los libros The Trial of Socrates (El juicio de Sócrates), del periodista estadounidense I. F. Stone publicado en 1988; y Why Socrates Died: Dispelling the Myths (Por qué Sócrates murió: disipando los mitos), del escritor y traductor erudito británico Robin Waterfield publicado en 2009.

Más allá de los cargos en su contra, es probable que el juicio contra Sócrates estuviera motivado porque, al igual que otros filósofos, era criticado por ser un hombre de reputación ambigua que convencía a los jóvenes con su charlatanería, afirmando que enseñaba la virtud cuando en realidad sólo enseñaba a incurrir en falacias del discurso y en prácticas inmorales y perjudiciales para la comunidad. Según señala Aristófanes en Las nubes, el pensamiento socrático muchas veces era confundido con el promulgado por los sofistas; a pesar de que Sócrates buscaba promover una visión crítica sobre la realidad, y es por ello que denostaba de los sofistas, que viajaban por toda Grecia cobrando por sus enseñanzas. Aun así, se relacionó a Sócrates y a los sofistas con la actitud que tenían los jóvenes entre el 425 y el 415 a. C., quienes desobedecían e incluso golpeaban a sus mayores. Este comportamiento, señalaban sus críticos, provenía del método socrático, que buscaba poner en evidencia a aquellos hombres que no eran sabios ni virtuosos.

Además de esto, es posible que Sócrates también fuera despreciado por los atenienses por su amistad con Alcibíades, un general ateniense que comandó la expedición siciliana en las Guerras del Peloponeso y que era amigo íntimo del filósofo. En esta, los 50.000 soldados que Alcibíades tenía bajo su mando terminaron asesinados o capturados y finalmente esclavizados. Luego de esta gran derrota, Alcibíades escapó de un juicio que le tenían preparado en Atenas y se escondió en Esparta, enemigo de Atenas, y más tarde en Persia. Finalmente volvió a Atenas y convenció a los ciudadanos de que los persas los ayudarían contra los espartanos, aunque eso no era cierto. Después de embarcarse en la guerra, Alcibíades fue nuevamente derrotado en la Batalla de Notium y asesinado por los espartanos en Frigia en el 404 a. C. Sócrates también había sido el maestro de los Treinta Tiranos que sostuvieron un régimen oligárquico y autocrático en Atenas durante ocho meses del 404 al 403 a. C.

Según señalan los retratos realizados por los seguidores de Sócrates, este filósofo defendía un pensamiento abiertamente antidemocrático, pues afirmaba que la opinión de la mayoría en cuestiones políticas no siempre era correcta. Por el contrario, las decisiones políticas debían ser tomadas a partir de la competencia profesional y el conocimiento genuino, que sólo poseían unos pocos de la sociedad. Por tanto, la filosofía socrática atentaba contra el status quo de Atenas y la gran influencia de Sócrates en los jóvenes y en buena parte de la población hizo que lo señalaran como un enemigo del orden público. Además de estas críticas al sistema, Sócrates también fue crítico de algunos de los líderes políticos más respetados de la democracia ateniense y elogiaba los sistemas políticos de otras ciudades griegas con regímenes antidemocráticos, como Creta y Esparta. Este pensamiento tendría una gran influencia sobre Platón, quien más tarde escribiría su famosa obra La República.