¿Qué es el razonamiento inductivo?

Para el concepto de razonamiento inductivo o pensamiento sintético se pueden encontrar dos definiciones distintas: la primera y más tradicional lo define como un método racional a partir del cual se extrae una conclusión general a partir de premisas particulares, contrario a lo que ocurre con el razonamiento deductivo; en la segunda definición, se entiende por pensamiento inductivo un método de racional en el cual los argumentos no se consideran válidos, sino probables, por lo que la validez de una conclusión estaría en su alta probabilidad y no en su certeza. Pese a que la definición de inducción ha sido tradicionalmente la primera dentro de la lógica, en la actualidad se acepta más la segunda.

El origen del pensamiento inductivo se puede rastrear hasta Aristóteles, quien lo definía como la construcción de conceptos universales a partir de cosas individuales. Más tarde, se puede encontrar la obra Novum organum, escrita por Francis Bacon en 1620. Este autor recupera la definición de Aristóteles y plantea que el método ha sido dejado de lado en la obtención de conocimiento debido al imperio del método deductivo. Sin embargo, esto cambiaría con el trabajo del filósofo escocés David Hume, quien diferenciaría dos formas del conocimiento: el que estaba basado en la demostración, para el cual era útil la deducción; y el que estaba basado en la probabilidad, para el cual era útil la inducción.

David Hume defiende esta diferencia entre ambos métodos y ambas formas de dar razón, señalando que el ser humano tiende a generalizar a partir de su experiencia particular, pues es la forma en la que puede aprehender el mundo sin que este le sea extraño e ilógico. Así, si un ratón ve que una serpiente se come a otro ratón, supondrá que todas las serpientes son peligrosas; y de esta forma logrará sobrevivir, pues de lo contrario, al considerar que el hecho es aislado y no responde a un sistema general, se acercará a una serpiente y será comido también. No obstante, dado que esta clase de eventos son contingentes, no podría hablarse de ellos a partir de la lógica, pues no responden a verdades sino a probabilidades y a repeticiones.

A partir de este razonamiento, David Hume estableció que el pensamiento inductivo tenía dos formas de proceder:

Por contigüidad: cuando se observa que un evento es la causa de otro en repetidas ocasiones. De esta forma, si X ocurre antes que Y en múltiples casos, podemos inferir que X es la causa de Y.

Por enumeración: cuando se observa que distintos objetos o eventos de igual categoría tienen una característica común. De esta forma, si todas las X estudiadas tienen una Y en el centro, se puede inferir que hay una alta probabilidad de que toda X tenga una Y en el centro.

Para el científico estadounidense Charles Sanders Pierce, tanto la deducción como la inducción y la abducción son tres formas de pensamiento que se utilizan de forma conjunta y cooperativa para la creación de conocimiento. Así, a pesar de que el circuito de las tres no genere por sí mismo la validez de una hipótesis, sí se consigue que el grado de incertidumbre disminuya frente al problema o el fenómeno en cuestión. A partir de esto y de la aproximación bayesiana, el método científico se transformó gracias al trabajo de Karl Pearson y de John Maynard, quienes introdujeron la estadística en la formulación y demostración de hipótesis. Como consecuencia de esto, Keynes señalaría después que las investigaciones no apuntaban a demostrar una verdad, sino a tener confianza y creencia racional sobre lo demostrado.